Incompleto Universo

16. Incorrecto

Aila

Después de la experiencia vivida con Brandon, mi mente se siente más tranquila, como si una pesada carga se hubiera levantado de mis hombros. Sin embargo, en el fondo, un sentimiento de culpabilidad me atormenta. No puedo evitar cuestionar mis acciones y las decisiones que tomé. La verdad es que no estoy segura de si Max me fue infiel; las dudas me persiguen como sombras en la noche.

Recuerdo la conversación que tuve con Brandon, donde las palabras fluyeron como un torrente. Hablamos de nuestras inseguridades, de los miedos que nos mantenían despiertos por la noche. En ese momento, sentí una conexión que no había experimentado en mucho tiempo. Pero ahora, al mirar hacia atrás, me pregunto si ese momento de vulnerabilidad justificó lo que hice. ¿Fue un acto de liberación o simplemente una traición disfrazada de consuelo?

Cada vez que pienso en Max, su imagen se mezcla con la confusión de mis sentimientos. Lo quiero, pero la incertidumbre sobre su lealtad me ha dejado en un estado de alerta constante. ¿Debería confrontarlo y arriesgarme a perderlo, o es mejor guardar silencio y vivir con esta carga? La culpa me consume, y aunque la tranquilidad que siento después de hablar con Brandon es reconfortante, no puedo evitar sentir que he cruzado una línea.

Pero dentro de ese pensamiento, como un balde de agua fría, siento que mi alma vuelve al cuerpo al oír sonar el timbre de mi casa. Mi mente se queda atrapada en un torbellino de dudas y temores. ¿Quién será? ¿Brandon de nuevo? ¿O será que me estoy volviendo loca, atrapada en esta espiral de desconfianza y ansiedad?

Los minutos se arrastran, cada segundo se siente como una eternidad. El timbre suena de nuevo, y un escalofrío recorre mi espalda. Decido dejar de lado mis pensamientos y me acerco a la puerta, el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Con un temblor en las manos, cojo el teléfono para escuchar quién está al otro lado.

Una voz familiar resuena en el auricular, y mi corazón se detiene por un instante. "Hola, Aila, soy yo, Ades", dice con un tono que mezcla la urgencia y la calma. "Vengo a ayudarte. Sé que necesitas respuestas y que quieres saber todo lo que está pasando."

Mis pensamientos se agolpan en mi mente. Ades, un viejo amigo con habilidades que siempre había considerado como meras supersticiones, ahora se presenta en mi puerta con una promesa inquietante. "Utilizaré mis dones", continúa, "que casi no los utilizo con personas que no se lo merecen, pero contigo, Aila, haré una excepción. Te ayudaré a descubrir el paradero de tu novio."

La mención de Max provoca un nudo en mi estómago. ¿Qué sabe Ades que yo no? ¿Cómo puede ayudarme? La incertidumbre se mezcla con la curiosidad, y una parte de mí siente que esto podría ser la clave para desentrañar el misterio que me consume. Pero otra parte de mí, más cautelosa, se pregunta si realmente debo confiar en él.

Mientras abro la puerta, la brisa fría de la tarde me envuelve, y la sombra de Ades se proyecta en el umbral. Su mirada es intensa, casi hipnótica, y siento que hay algo más en juego aquí, algo que va más allá de la simple búsqueda de respuestas. "Aila", dice, "hay cosas que no sabes.

La habitación estaba sumida en una penumbra inquietante, iluminada solo por la tenue luz de una lámpara que parpadeaba, como si también estuviera nerviosa. Todos los ojos estaban fijos en él, el único que se atrevía a romper el silencio. Con un tono de preocupación, me preguntó cómo estaba mi salud mental y física después de la caída en la que estuve envuelta.

—Estoy bien —respondí, tratando de sonar más convincente de lo que me sentía. Pero, a medida que sus ojos profundizaban en los míos, una inquietud comenzó a crecer en mi interior.