Detrás de la amistad, una verdad sin revelar (pt1)

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-¿Catalina?

-Dime.

-Don–donde conseguis–.

En ese momento, Acnes, que estaba en los brazos de Catalina dormida, se despertó.

-Ay, calmate, calmate. Mamá está aquí. Samuel ¿Que me querías decir?.

-No, nada. Nos vemos el lunes. Adiós

-Adiós. Vamos, Emma.

Deje a Lucía en su casa y me dirigí a la mía luego.
Llegando le dije rápidamente a mi hermana lo que había pasado.

-¿Hermano que te pasó? ¿Por qué traes esa cara?-.

-La–la encontré.

-¿Que encontraste?

-Tu pulsera. Encontré tu pulcera.

-¿Enserió?.

-S–sí. Catalina lo tiene.

-¿Por qué lo tiene ella?

-No lo se. Pero lo voy a averiguar.El lunes  le preguntaré. Iré a dormir, descanza.

-Buenas noches.

Al día siguiente le pedí a Miguel que viniera a mi casa para hablar. Miguel era el único que sabía la historia de las pulseras y lo importante que eran estas para mí.

-Hola amigo. ¿Cómo te encuentras?. ¿Tus padres se encuentran en casa?

-Están en su habitación-. Respondí algo decaido.-Pasó algo.

-¿Que pasó? Amigo, estas algo pálido.

-Encontré la otra pulsera.

-¡Genial! ¿Donde estaba?-.

-En el brazo de Catalina.

-!¿Que?! ¿Estás seguro? Tal vez era una similar.

-Estoy completamente seguro. Me di cuenta de que su pendiente de corazón es idéntico a la que tenía Amelia. Y recuerdo que nosotros dos le hicimos un cambio especial, le pusimos dos cordones entrelazados, uno morado y otro negro, en lugar del cordón original.

- Cálmate ¿Qué harás ahora?.

-Le preguntaré mañana.

-Entonces ¿Todo bien? ¿Mas tranquilo?.

-Si. Todo bien-. Suspiré.-¿Sabes que? ¡No! ¡Nada esta bien! COMO ES POSIBLE QUE DESPUÉS DE TANTOS AÑOS LA PULSERA APAREZCA.

-¡No debí preguntar!-. CALMATE ¿QUIERES?.

-!ESTOY CALMADO!.

-NO. NO LO ESTÁS. Respira y cuenta hasta diez, y si aún asi después de contar quieres seguir gritando, pues gritas y ya. Pero primero respira.

-UNO... dos... tres... cuatro... cinco... seis... siete... ocho... nueve... diez... ¡MALDITA SEA MI VIDA!

-Contigo no se puede.

-¡Genial! ¡Mi vida es un desastre! ¡Pero al menos no me aburre!, ¿Por qué me pasa esto a mí, Diosito? ¡Ya sé! ¡Porque eres un bromista divino!

-¡Cállate, que no eres tan especial!

-Iré por algo de comer.

Pasamos el rato jugando videojuegos y comiendo, conversando sobre lo ocurrido.

A la mañana siguiente, me encontré en la entrada del colegio con Catalina. Caminado hacia el salón intente sacarle conversación.

-Hola, ¿cómo... um... te va?-. Dije con un tono forzado, nada natural.

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⏰ Última actualización: Oct 10 ⏰

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