XV - Primera Prueba: Emisores, Receptores y Espías

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Taki estaba sentado debajo de un árbol, relajado, con las manos en la nuca y tarareando una canción tradicional de la neblina. A su lado, una figura imponente se hacía notar. Tenía cabello largo azul, con textura casi como seda, que le tapaba una parte de la cara. Su fisiología solía espantar a la gente: su piel celeste, sus ojos redondos, las aperturas en sus mejillas que hacían de branquias.

-Maestro. - su voz era grave pero suave.-Estuvimos esperando por tres horas y aún no ha aparecido.

Taki, tranquilo como siempre le sonrió. -Mi querido Kisameshi, ten paciencia.

Su alumno seguía ansioso. -Es que... desde lo de Kawaki...

Y en ese momento apareció. Era bajito, con pantalones cargo y un chaleco verde que combinaba, encima de una remera color arena. Tenía un cabello marrón que caia en mechones en su cara. Lo más notable eran los goggles que tenía puestos. Al llegar, los levantó, mostrando unos ojos turquesas que brillaban con alegría.

-¡Hola! - era una voz enérgica, casi infantil. Taki hacía unas cuentas en la cabeza y sabía que debía tener dieciocho años.

-Hola, Akira. Te presento a Kisameshi.

-¡Mucho gusto! - le dijo con luz en sus ojos. El otro se extrañó, ¿este era el chico que esperaban?

-No entiendo porque el jefe te envió a ti en lugar de comunicarse conmigo.

La cara del chico se tornó seria de golpe.

-El jefe no está contento contigo, Taki. Tu intento de asesinar al Séptimo ha fallado. Tu misión de matar a Inuzuka ha salido mal.  Tus heridas te han dejado más débil, aún si ya te has recuperado, parece que no puedes usar tu técnica de desaparición absoluta con la misma facilidad. Ese veneno debió haberte lastimado bastante. Y tu plan de múltiples años de traer a Kawaki al Sindicato ha sido una vergüenza. De hecho... Kawaki ya se unió a la hoja. Buen trabajo con eso. -le dijo con sarcasmo.

Taki cerró los ojos y se cruzó de brazos, fingiendo que no le importaba. -Como sea, ese traidor no tiene información valiosa.

-Aún así, ha sido un desperdicio de tiempo y recursos. Además, era primordial que matases al Perro de los Mil Trucos para asegurar que el plan funcione...

Taki suspiró y frunció el ceño.-Akira, no me enojaré contigo porque esto es una orden del jefe, y además porque eres más fuerte que yo. -esto último hizo que su alumno abriera los ojos de la sorpresa. -Pero este plan no va a funcionar, el jefe haría bien en invertir a futuro para cuando esto fracase. Cuando todo salga mal, yo me encargaré de que el Sindicato salga adelante. Tu has hecho lo que te han pedido en la Aldea de la Arena, ¿no?

Akira asintió.

-Bien. Trataré de que esto funcione pero el jefe está muy equivocado si piensa que esto realmente dará los resultados que espera. Sé que me oyes jefe, créeme, confía en mí.

Muy  a mi pesar te daré la última oportunidad. No la eches a perder.

Taki se sonrió y le ordenó a Kisameshi que se prepare para partir.

-Tenemos una espada que conseguir. Adiós, Akira.


Boruto, Sarada y Seija se apuraron al palacio una vez más. Era un día nublado y sorprendentemente fresco para la época del año. A medida que se acercaban encontraban más y más equipos de genin haciendo lo mismo. Se podían sentir los nervios en el aire. A pesar de que no había ningún apuro, la gente se movía como si realmente fuera una carrera.

Llegaron y les dijeron que fueran a una habitación particular. Era un salón con muchos escritorios organizados en tarima y un pizarrón en el frente. Boruto buscaba caras conocidas y las encontraba: el resto de los equipos de Konoha, Hotarou, incluso Mitsuki (a quién miró de reojo). En un momento dejaron de entrar personas y al cabo de cinco minutos adicionales llegó la figura esperada.

Boruto Alt: Una Nueva VersiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora