Capítulo 10: Primera misión

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El sol del mediodía iluminaba el dojo, y el sonido de los entrenamientos llenaba el aire. Shiro, Koharu y Yuu estaban inmersos en sus ejercicios, sudando y concentrados en sus movimientos. La katana de Shiro trazaba destellos en el aire, mientras Koharu practicaba saltos ágiles y lanzamientos precisos de shurikens. Yuu, por su parte, balanceaba con destreza sus guadañas en una danza mortal contra los muñecos de combate.

De repente, la voz de Hiroshi resonó desde la entrada del dojo.

Hiroshi: ¡Shiro, Koharu, Yuu! Hablando con autoridad, acompañado de Ryo, quien mantenía su típica postura relajada, apoyado contra una pared

Los tres se detuvieron al instante, intercambiando miradas de curiosidad. Tras tomar un breve respiro, se acercaron a Hiroshi y Ryo, quienes los esperaban en el centro del dojo.

Hiroshi: Es suficiente por ahora. Dice con una ligera sonrisa Han progresado bien esta mañana, pero hay algo más que necesitamos discutir.

Ryo: Cruzando los brazos, añade con un tono profundo La situación ha cambiado. Tenemos una misión para ustedes.

Shiro: Aún jadeando del cansancio frunció el ceño ¿De qué se trata?

Hiroshi: Intercambia una mirada seria con Ryo antes de continuar Hay reportes de actividad de un Kuragami cerca de la zona norte. Es posible que se trate de uno de los más poderosos que hayan enfrentado hasta ahora... Podría tratarse de uno de rango Conquistador.

Koharu sintió una punzada de tensión en el ambiente, mientras Yuu, siempre en busca de desafíos, esbozaba una pequeña sonrisa confiada.

Yuu: Entonces, ¿Cuál es el plan? Pregunta con una chispa de entusiasmo

Ryo: Da un paso al frente Van a pelear juntos. Pero esta vez no será solo un entrenamiento amistoso. Será una verdadera prueba de lo que han aprendido, una batalla de vida o muerte. Hiroshi y yo los prepararemos, pero dependerá de ustedes vencer a ese Kuragami.

Shiro asintió, sintiendo la responsabilidad en las palabras de Ryo. Koharu se puso seria, se estaba preparando mentalmente para lo que vendría. Yuu, sin perder su postura relajada, ajustó las vendas en sus brazos, listo para lo que fuera que podrían enfrentar.

Hiroshi: Descansen un poco. Dice con un tono amable Saldrán en una hora chicos así que prepárense bien.

Los tres chicos se dirigieron a sus respectivas habitaciones en silencio, cada uno concentrado en lo que estaba por venir. La atmósfera era seria, pero una corriente de determinación fluía entre ellos.

Shiro se sentó en su cama, abriendo su bolso con cuidado. Dentro, colocó sus dagas arrojadizas, una muda de ropa, se equipó con su katana, y guardó algunas vendas por si se presentaban heridas. Mientras organizaba sus cosas, sus dedos rozaron una pequeña fotografía. Shiro al verla la tomó con cuidado: era una imagen de su madre y su padre, un recordatorio de lo que había perdido. Con un suspiro profundo, la guardó nuevamente, asegurándose de que estuviera bien protegida. También añadió algunas provisiones básicas: agua, algo de comida, y un par de frutas, que siempre le levantaban el ánimo.

Koharu, por su parte, estaba en su habitación con su pequeña mochila abierta sobre la mesa. Guardó una muda de ropa, un par de herramientas útiles, shurikens extras, y algunas hierbas curativas que había recolectado días antes. Antes de cerrar su mochila, se detuvo frente a su planta, que descansaba en la ventana. Su mirada se suavizó mientras la regaba con delicadeza. Esa planta significaba mucho para ella, era un símbolo de esperanza en medio del caos.

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