Esa noche, mientras Jungkook se sentaba en su altar, el cielo estrellado parecía más brillante que nunca. Las constelaciones danzaban sobre él, y una sensación de paz lo envolvía. Cerró los ojos y dejó que los recuerdos de Taehyung fluyeran en su mente. Evocó risas compartidas, aventuras en la naturaleza y momentos de complicidad que parecían tan lejanos, pero al mismo tiempo, tan cercanos.
El viento susurrante le trajo una idea nueva: si la selva había sido su refugio, ¿por qué no podría convertirse en un lugar de sanación para otros?. Así nació la idea de crear un pequeño refugio en la selva, un espacio donde otros animales pudieran encontrar consuelo y reconexión con la naturaleza.
Comenzó a recolectar materiales, construyendo un lugar acogedor con ramas y hojas, decorándolo con flores y piedras que encontraba en su camino. Cada elemento que añadía era un acto de amor, un recordatorio de que la vida seguía, y que el dolor podía transformarse en esperanza. Con cada golpe de su hacha, sentía que estaba creando un tributo no solo a Taehyung, sino también a todos aquellos que habían perdido algo querido.
Mientras trabajaba, Jungkook se sentía cada vez más conectado con la selva. Los animales que antes lo observaban desde la distancia comenzaron a acercarse. Un grupo de aves lo seguía mientras él recolectaba materiales, como si lo alentaran. El rugido de un jaguar resonaba a lo lejos, y en lugar de temor, sentía respeto y conexión. La selva lo había acogido, y él ahora era parte de ella.
Con el paso de los días, el refugio tomó forma. Jungkook lo equipó con un pequeño banco de madera, donde los animales podían sentarse a meditar o reflexionar. En una esquina, colocó un pequeño cuenco para que los visitantes pudieran dejar ofrendas. Era un lugar de paz, donde la tristeza podía ser compartida y transformada en amor.
Mientras la noche caía, encendió una pequeña fogata y se sento junto a ella. En ese momento, Jungkook comprendió que Había encontrado su propósito, y a través de su dolor, estaba ayudando a otros a sanar. La selva, que había sido su refugio, se convirtió también en un santuario para aquellos que buscaban consuelo
La brisa nocturna, suave y reconfortante, parecía murmurar palabras de aliento. Jungkook sonrió, sintiendo que, aunque Taehyung no estaba físicamente presente, su espíritu vivía en cada rincón de aquel refugio, en cada historia compartida, en cada rayo de luz que se filtraba entre las hojas. La vida continuaba, en medio de la naturaleza, estaba creando algo bello y significativo.
El sol se filtraba a través de las cortinas, tiñendo la habitación con un suave resplandor dorado. Taehyung se despertó, sintiendo el peso de su propio cuerpo como una carga. Desde que se enteró de que estaba embarazado, su vida había dado un giro inesperado. Las náuseas lo acompañaban a cada paso, y la comida, que una vez había amado, ahora le resultaba repulsiva.
Se sentó en la cama, las manos en su vientre,a pesar de los esfuerzos por mantener una dieta saludable, Taehyung solo podía pensar en un alimento: carne cruda. La idea lo atormentaba. Sabía que no podía permitir comer eso, Pero recordába que Jungkook era el padre La bestia dentro de él, comenzaba a hacerse notar con fuerza.
ESTÁS LEYENDO
El regreso De La Bestia (Parte2)
TerrorJungkook se adentró en su espesor, buscando escapar de la dolorosa realidad que dejó atrás. Creía que Taehyung había muerto, que su vida se había apagado junto con su último suspiro. Sin embargo, el destino tenía otros planes.. 🚫No sé aceptan adapt...