26. El secreto Featherington

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Cuando comienzas a buscar algo simple a veces puedes encontrarte con una enorme cantidad de información. No había querido investigar a todos los Fife pero era necesario y con ayuda de Murray encontró el escándalo que había protagonizado. Pero no estaba solo, un cómplice de Gerard Fife fue justamente el padre de Penélope. Sabía que no podía ir a verla a la facultad y menos a su casa, así que tenía que preguntar a su novia si sabía algo de su padre.
Hasta donde se sabía, Archival se divorció de su esposa, Portia, dejándola a ella con una deuda enorme y tres hijas adolescentes que criar. Era evidente que a ese hombre le importaba muy poco lo que sucediera con sus hijas. —Se vió involucrado en un accidente de coche que conoces muy bien. -la noticia lo había dejado helado, sintió el frío en los huesos al ver la foto. Según, el coche que chocó con el de su padre llevaba un solo pasajero y era una mujer. Pero al parecer, el único que tenía la versión de que Archival Featherington estuvo tambíen en el auto, había desaparecido.

Lo que quedó de la mujer fueron restos, igual que su padre. Se quedó mirando el coche destrozado en la imagen y cerró los ojos con fuerza. Esa foto había quedado impregnada en su memoria cuando le contaron de la muerte de Edmund Bridgerton. Si Archival Featherington y Gerard Fife junto con Armand habían tenido algo que ver lo iba a vengar. —¿Quién era la mujer? ¿Se sabe del paradero del padre de Penélope?

—Lo que salió en noticias es cierto. La chica en el auto era una tal Sienna Rossi, imagino que actuó bajo coacción. Tal vez una de las mujeres que usaban en sus negocios turbios. No se sabe dónde está el señor Featherington. ¿Lo sabrá alguna de sus hijas?

—Penélope no. Estoy seguro, me lo habría dicho. Investiga hasta dónde puedas.

Pero las cosas se salían de su control. Volvió a su trabajo luego de que Murray se fuera. Tuvo una reunión con los ejecutivos de la editorial, hicieron una nueva lista de autores a publicar y determinaron como serían sus lanzamientos. Afinó sus inversiones fuera de su negocio y ya para la hora de la tarde decidió llamar a Penélope desde el teléfono de su oficina. Necesitaba escucharla para calmar un poco su alma ansiosa.

—Hola, buenas tardes.

—Penélope... -suspiró más aliviado y escuchó su sonrisa. Sabía que estaba siendo imaginativo pero casi podía verla sonreír y escuchar en suspiro que hacía cuando lo escuchaba.

Decía "Editorial Whistledown". No quería pecar de imprudente y que fuera tu asistente o tu secretaria. ¿Cómo estás amor? Yo estoy estudiando.

—Pensé que trabajabas hoy.

—Me gradúo en menos de un mes, ya cumplí mis horas de servicio así que se acabaron las jornadas en la biblioteca y también el sueldo. Estoy en casa con Eloise volviéndome loca por los exámenes finales. Irás conmigo ¿Verdad? Quisiera... Bueno es algo tonto, es obvio que estarás. Tu hermana también se gradúa.

—Sí, y también iré por ti. Las dos, quiero a mi hermana pero sabes que a ti te adoro... Estoy orgulloso de ti. Te daré un regalo digno.

—No hace falta y lo sabes. Me hace feliz oírte, me estaba rebanando las neuronas estudiando sobre literatura. Releyendo mis notas de tesis, resúmenes, libros. Quiero verte, ¿Iremos el fin de semana a Bath?

—Odio mucho decepcionarte. -dijo con algo de dolor. —tengo trabajo. Pero puedes conducir mi auto e ir a ver a tu mamá o si prefieres avión, yo lo pagaré todo.

Penélope sintió como se hundía. Estaba esperando ese fin de semana y presentarlo como su novio a su mamá. Pero entendía que Colin fuera un hombre ocupado. Asintió moviendo el lápiz y suspiró. —Está bien. No te preocupes cariño.

Title and SecretsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora