XX

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Ese día en que la desesperanza y el cansancio se habían apoderado de mi, el momento en que aquellos pensamientos intrusivos habían vuelto para no desaparecer y la decisión ya estaba tomada; mi celular sonó a mi lado distrayéndome.

Eras tú.

Y sin saberlo, sin si quiera intentarlo, con una simple conversación mundana me sacaste de esa oscuridad. Mantuviste mi mente distraída y salí de ese estado.

Me salvaste sin siquiera saberlo.

Nosotros nunca Donde viven las historias. Descúbrelo ahora