Once Upon a Time VIII

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Una flecha voló por sobre su cabeza, dando justo en la manzana que tenía sobre ella, tan ido en sus pensamientos estaba que se perdió de los cantos festejando aquel logro, dar en el blanco. El pelinegro de suaves facciones se acercó a su rubio amigo, ambos se encontraban en el jardín del primer mencionado, en realidad, el patio de su hogar, pero curiosamente, era un gran jardín detrás del gran castillo del principe, aunque había cierta sección que era para practicar los deportes reales exigidos en el país, en este caso, el rubio estaba en frente de una diana y el pelinegro portaba las flechas, un aburrido yeosang los miraba sentado de lejos, no saben cómo, pero lo habian convencido de juntarse con ellos despues de clase.

— ¿en qué pensas tanto? ni te moviste por la flecha.

Dijo el pelinegro una vez que se encontró frente a su amigo, el cual seguía con su mirada perdida en algún punto de aquel paisaje. El otro rubio comenzó a acercarse a ellos también, jugando con algunas flores en el camino, evitando cualquier espina, jongho lo miro de forma fugaz antes de centrarce otra vez en su amigo, está vez, frunciendo el ceño, ya cansado de su actitud decidió hacerlo reaccionar, pellizcando no tan fuerte la piel de su brazo.

— ¡ay! ¡que te pasa!

— ¡al fin! ¿que te pasa a vos? estás perdido.

Ahí fue cuando el rubio reaccionó, soltando un suspiro, un mohin formándose en sus labios, había estado pensando en la interacción rara que tuvo con san, todavía no le había dicho a su amigo, seguro se le iba a reír.

— hablé con san, en la última clase, hicimos un trato y me dió la dirección de su casa, fue raro.

— ¿raro?

— si, no sé, la cuestión, es que ya podemos cumplir con mingi.

El pelinegro asintió, los dos se voltearon a ver al otro rubio, que miraba a wooyoung de forma escéptica.

— ¿y lo van a hacer hoy?

Los otros se miraron, dudando, podrían esperar, total, mingi no les había dado el paquete, se encogieron de hombros antes de que el pelinegro respondiera.

— no tenemos que hacerlo hoy, así que no.

Pero se miraron otra vez, está vez, la duda creció, podrían deshacerse de mingi si lo hacían hoy, más rápido. Los tres se estaban mirando, uno confundido con las actitudes de los otros, hasta que estos rieron.

— hagámoslo la semana que viene, total no tiene apuro, igualmente, quiero impresionar a mi crush.

Finalizo wooyoung, al nadie quejarse, decidieron pasar el resto del día jugando a ver quién le daba a la manzana, hasta que cada uno tuvo que irse a su casa. El rubio, dudo cuando pronuncio las últimas palabras, no sintiéndose del todo cómodo al decirle crush a mingi, pero, el estaba seguro de eso por lo menls hasta hace unas horas.

bueno, no importa. Pensó.

🐀

San se sentía estúpido, como fue capaz de darle la dirección de su casa a ese rubio, si, le gustó y aprovecho la situación, pero no estaba pensando.

¿y si resultaba ser un asesino serial disfrazado de príncipe?

imposible.

Paso sus manos frustrado por su rostro, ya vería que hacer después, en realidad ya vería que le iba a pedir hacer al rubio después, tenía una oportunidad de oro en sus manos, aquel angelito tenía que ser suyo, desde la primera vez que lo vio supo que iba a serlo.

— ¡san! ¡baja, hijo!

Sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de varias voces juntas y la de su mamá gritando por el, cumplió, al bajar noto un cuerpo alto que no veía hace mucho tiempo.

— ¡yunho!

— ¡san!

Ambos chicos se abrazaron de forma reconfortante, hace demasiado tiempo que no se veían. Resulta que sus madres eran amigas desde que ellos nacieron, antes seguramente también, y desde que tienen memoria siempre se ven, por lo menos, una vez a la semana o dos al mes, el más alto vivía en otro reino, más lejos, por lo que estuvieron separados por mucho tiempo, eran como hermanos.

— hijo, a qué no sabes.

— ¿que paso?

— ¡bella y yunho se mudaron al reino!

El pelinegro no lo podía creer, ambos se volvieron a abrazar fuertemente, cuando se separaron todos fueron al salón, dónde la mesa grande de madera y llena de alimentos sobre esta los recibió, una vez se sentaron se dedicaron ponerse al día, yunho sorprendiendo al pelinegro al decirle que oficialmente iban a compartir colegio, por primera vez en sus años de amistad.  Luego de un tiempo, los adolescentes abandonaron la mesa, yendo directamente a la habitación de san, ahí, se pudieron verdaderamente al dia.

— ¿alguna conquista? Mr galán.

— basta de decirme así, no sabes, estoy enamorado.

— ¿cuando no?

El pelinegro le tiró una almohada bastante fuerte al contrario, provocando la risa de este.

— no me difames, de en serio te estoy hablando, es un ángel, es un príncipe hermoso.

— y ¿que vas a hacer?

El cuestionado suspiro mientras se tiraba boca abajo en su cama, el contrario, acomodándose más a su lado, mirando al techo, sintiéndose divertido y curioso por el dichoso angel de su amigo.

— no sé, ahora hice, un trato, y si cumple va, yo ya cumplí, el tiene que hacer lo que yo le pida, pero no me quiero exceder tampoco.

— mm entiendo, capaz que, si le decís para una cita.

El pelinegro giro su cabeza aún contra la almohada, mirando al castaño que tenía en frente, tenía razón, como no lo pensó, y si pensó otras cosas que nada que ver. De repente se sentó en la cama, mirándolo de forma sería, el alto se sentó también, frunciendo su ceño a la curiosa actitud del menor.

— sos un genio, te amo.

San no había terminado de pronunciar esas palabras que ya se le había tiro encima al mayor, si, su actitud de chico malo, una total fachada para el colegio, era mas cariñoso que un oso panda. Ambos rieron, luego, hablando de diversos temas hasta que sus mamas los mandaron a dormir por tanto ruido que hacían, felices, se acostaron y finalmente cayeron en los brazos de morfeo.

Lost Shoes, Red Apples in Two, Leafless Roses, Big Books and more. [ATEEZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora