Once Upon a Time IX

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Una nueva semana comenzó en aquel castillo.

El tacón de sus zapatos retumbaba contra el piso, caminando firme hacia el aula, detrás suyo un castaño alto la seguía.

— este va a ser tu aula, bienvenido Yunho.

— gracias, directora.

Una vez la hada madrina se fue, el alto abrió las puertas del salón, el profesor de arte lo recibió con una sonrisa, haciéndolo pasar de inmediato.

— ¡chicos, parece ser, que este ser, nuevo ser, llegó a su destino!

Todos rieron, el sombrerero era divertido de escuchar, un poco tímido yunho se presentó, mirando las caras nuevas de aquel lugar y aquellas dos conocidas.

— un gusto, soy Yunho, voy a cursar con ustedes este año.

— ¡como se habrán dado cuenta, el alto muy alto es un tanto más mayor! ¡oh! ¡sigamos pintando!

El alto no sabía si sentarse frente a uno de los lienzos que había allí o no, hasta que su amigo se digno a llamarlo, dos rubios notando aquella accion.

— ¡yun! vení, acá al lado mío está libre.

Con una sonrisa se acercó a san, dejando sus cosas en el suelo y poniéndose su delantal antes de sentarse, ignorando aquellas miradas clavadas en su nuca.

Dió un par de miradas alrededor, antes de que sus ojos se pasaran en el lienzo de su amigo, dónde allí no había nada más que un par de garabatos, mal hechos.

— ¿que hay que hacer?

— no sé, dijo algo sobre, laberintos, pero no entendí.

Soltó una risa, escuchando un bufido a lo lejos, lo ignoro, se concentro en su lienzo, se dio vuelta solamente cuando san tocó su brazo.

— ya se que le voy a pedir a w.

— ¿w? ¿wooyoung?

San agrando sus ojos, mirando alrededor esperando que nadie lo haya escuchado, igual estaban todos hablando.

— shh, mira si te escucha, si, el, ahora es solamente w.

El castaño no pudo evitar rodar sus ojos, queriendo reír ante la actitud de su amigo.

— exageras, como si te fuera a decir algo.

— no, pero bueno, la cosa es, le voy a decir que vaya a una cita conmigo.

— pero eso te dije yo.

— si, pero no estaba seguro, ahora sí.

— que vueltero que sos, bueno, y cuando le vas a decir.

— ese día que venga a casa, en vez de atender mi hermano, voy a ser yo y después no va a poder poner excusas.

— ¿excusas?

San lo miro, asintiendo, iba a hablar pero justo el profesor se aclaro la garganta, llamando la atención. Todos miraron a aquel alto de pelo naranja, parado sobre su escritorio, el sombrerero abrió sus brazos y con una sonrisa exclamó.

— ¡adivina adivinador, un nuevo trabajo grupal llegó!

Dió un giro y bajo del escritorio, escuchando todos aquellos reclamos por parte de sus alumnos, rio contento, mientras de su sombrero unos papelitos saco.

— ¡A continuación, aquí leo yo, aquellos que juntos realizar el trabajo harán!

Así, todos a la expectativa comenzó a decir nombres, al azar que cada papelito contenía.

Lost Shoes, Red Apples in Two, Leafless Roses, Big Books and more. [ATEEZ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora