El corazón de Wei Ying da un vuelco, y experimenta una generosa sensación de alivio seguida de unas lágrimas que no puede, ni quiere, contener. Al ver a Wei Ying así de afectado, y sin entender aún si se trata de alegría o de tristeza, Lan Zhan descarta la idea de marcharse. En lugar de eso, vuelve a sentarse a su lado en el banco, lo toma de las manos y, obviando su propio malestar, lo consuela mirándolo directamente a los ojos:
—Wei Ying... no pasa nada si no sientes lo mismo. Lo único que no quiero es perderte como amigo, y tampoco quiero hacerte daño.
—No me perderás, y no me has hecho daño —murmura Wei Ying con un nudo en la garganta, y también lo mira con sus enormes y húmedos ojos grises.
Con esto, Lan Zhan se tranquiliza. Pese a dar por hecho que Wei Ying no comparte sus sentimientos, conservar su amistad le parece más que suficiente. Siempre la ha valorado por encima de todo, y con tiempo y esfuerzo podrá curar su corazón roto.
Sin embargo, y aunque Lan Zhan no entiende aún por qué, Wei Ying sonríe. ¿Es por los nervios, o quizá porque él también se siente aliviado por la reacción de Lan Zhan? Apenas unos segundos después, con esa sonrisa única y luminosa que solo él puede darle, Wei Ying le confiesa su mayor secreto:
—Tú también me gustas.
Al escuchar estas cuatro palabras, y comprender su poderoso significado, el muro de angustia de Lan Zhan termina de caer como un castillo de naipes. Abre mucho los ojos y parpadea varias veces, como si creyera que está soñando de nuevo, pero Wei Ying aprieta aún más el agarre de sus manos sobre las suyas, y se encarga de despejar todas sus dudas.
—¿Me oyes, Lan Zhan? —insiste, luchando por mantener a raya el temblor de su voz— ¡Me gustas! No... más que eso, ¡te quiero! Te he querido durante tanto tiempo que ya no recuerdo desde cuándo, y lo único que deseo... ¡es estar contigo! Siento mucho no habértelo dicho antes...
—...
—Sé que no te acuerdas, pero yo sí —continúa Wei Ying, dejando que la declaración se precipite de su garganta como una avalancha, libre por primera vez—. Esa vez, en aquella fiesta, me dijiste que tu pareja ideal debía ser alguien generoso, atento, amable... y yo... ¡Te prometo que seguiré esforzándome para serlo!
Justo en ese instante, Lan Zhan recupera parte de su sensatez. Comportarse de manera precipitada no es propio de él, pero la persona de la que lleva tanto tiempo enamorado acaba de abrirle su corazón. Permitiendo que, por una vez, el entusiasmo guíe sus actos, Lan Zhan toma el rostro de Wei Ying entre sus manos y lo besa en los labios. Al principio, Wei Ying se sorprende (¡quién se iba a imaginar que Lan Zhan era así de audaz!), pero no duda en corresponderle. Es cálido, tierno, e inexperto, pero no por ello menos especial. Cuando se separan, los dos se abrazan fuertemente.
—Ya eres todo eso y más. Eres perfecto —dice Lan Zhan.
Wei Ying se sonroja y ríe, demasiado fascinado como para poder decir nada, y acerca a sus labios una de las manos de Lan Zhan para besarla. El aroma a sándalo de su crema hidratante es dulce y suave, igual que su piel.
El tiempo se detiene, y los dos permanecen abrazados, inmersos en el apacible silencio que los envuelve. Las palabras han dejado de ser necesarias, solo queda el ritmo de sus respiraciones.
Hasta que... algo decide interrumpir el momento, y no con delicadeza precisamente.
Grrrrroooooooowwwwllll
—...
GRRRRRROOOOOOOOOOWWWWWLLLL
No, no ha aparecido un perro rabioso ni nada parecido en el parque. Si ese fuera el caso, con el miedo que Wei Ying tiene a los canes, ya habría trepado a lo más alto de la farola más cercana. El responsable de tal estruendo no es otro que el estómago de Wei Ying, que al parecer ha decidido que ese era un buen momento para convertirse en el centro de atención, y echar a perder el clima romántico rugiendo como un salvaje.
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Thirst Trap: Erotifotos
FanfictionÉpoca moderna. Wei Ying y Lan Zhan llevan años gustándose en secreto, pero cuando se trata de amor... bueno, digamos que tienen la habilidad emocional de un ladrillo. En este aspecto, no son muy distintos de sus versiones de la China ancestral. No i...