A la mañana siguiente, por primera vez desde que duermen juntos, Wei Ying se despierta con Lan Zhan a su lado, como una premonición. Ambos están frente a frente, desnudos y relajados. A juzgar por la luz natural que entra por la ventana, Wei Ying no necesita mirar la hora para saber que es mucho más tarde de las cinco de la mañana.
—Mmmm... señor Lan —dice con la voz aún ronca, y se despereza estirando sus músculos—. ¿Hoy has decidido no levantarte como de costumbre para estar aquí conmigo? ¿O quizá es porque alguien no te ha dejado dormir lo suficiente?
—Las dos cosas —responde Lan Zhan, deslizando suavemente sus dedos por el costado de Wei Ying, recorriéndolo desde las costillas hasta el muslo.
Wei Ying sonríe, y su expresión se va volviendo gradualmente más seria a medida que su mente se despierta por completo. Ha recordado algo importante y necesita hablar de ello con Lan Zhan. Sin poder esperar más, le pregunta:
—Lan Zhan, lo que dijiste ayer... ¿es cierto? ¿No fue un impulso del momento? Yo lo pienso de verdad, quiero estar contigo todos los días, pero si crees que es precipitado, lo entenderé y...
—Es cierto —lo interrumpe Lan Zhan.
—Entonces... —continúa Wei Ying en voz baja, respirando hondo antes de decir—: eso implica que vivamos juntos...
—Sí.
Los dos se quedan en silencio un breve periodo de tiempo; necesitan asimilarlo y poner en orden sus pensamientos. Lan Zhan continúa acariciando a Wei Ying, esta vez con la palma de la mano, deslizándola con delicadeza hacia su espalda. Wei Ying cierra los ojos, dejándose llevar por la calma y el bienestar que le proporcionan esas caricias, y es el primero en retomar la conversación:
—Hoy puedes dormir aquí otra vez y quedarte el tiempo que quieras, tengo espacio para tus cosas.
—También podemos turnarnos; una semana aquí y otra en mi apartamento, ¿qué te parece? —propone Lan Zhan.
—¡Me encantaría! Además, tu apartamento es más grande que este, pero es de tu tío, ¿verdad? No creo que le parezca bien que me quede a dormir allí —dice Wei Ying, haciendo una pequeña mueca.
—Puedo estar más tiempo en tu casa, o mudarme a otro lugar —dice Lan Zhan, como si esto último fuera algo sin importancia.
—Uhm... eso estaría bien —dice Wei Ying, y añade con un tono sugerente—: aunque... mi ducha con la cortina del dinosaurio no me parece tan interesante como la bañera de hidromasaje que vi en las fotos que me estuviste enviando...
Lan Zhan parpadea un par de veces, apartando brevemente la vista hacia los labios de Wei Ying y volviéndola a clavar en sus ojos grises para decir:
—No tengo que mudarme enseguida.
—Y hablando de mudanzas... ¿qué harás con tus conejos? A mí no me importa cuidarlos, pero, ¿no será mucho ajetreo para ellos tener que estar trasladándolos?
—No creo, a veces los llevo a casa de mi tío o de mi hermano, están acostumbrados.
—¡Perfecto! —exclama Wei Ying, estirándose de nuevo—. Bueeeno, ¡hoy es domingo! ¿Qué te apetece hacer?
—Me gustaría preparar la sopa.
—¡Ah, sí! ¡La sopa! Te ayudaré —dice Wei Wing, levantándose de la cama y yendo al armario para buscar algo que ponerse.
—No —replica Lan Zhan, con un tono suave pero inmutable.
—¿Por qué no? ¿Tienes miedo de que la estropee? —pregunta Wei Ying, sacando un pijama con estampado de calaveras del armario.
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Thirst Trap: Erotifotos
FanfictionÉpoca moderna. Wei Ying y Lan Zhan llevan años gustándose en secreto, pero cuando se trata de amor... bueno, digamos que tienen la habilidad emocional de un ladrillo. En este aspecto, no son muy distintos de sus versiones de la China ancestral. No i...