11. Reflejo

32 6 0
                                    

Unas horas más tarde, Wei Ying está tumbado boca abajo, con los brazos cruzados sobre su cabeza. Lan Zhan le está dando un masaje en la espalda con el aceite de masaje que Nie Huaisang le regaló. Es el segundo artículo que han utilizado en lo que va de fin de semana.

—Mmmm... Lan Zhan, no me cansaré de decirlo, qué manos tienes... son fantásticas —dice Wei Ying con la voz ronca, y se estira de pura satisfacción. Ha estado a punto de caérsele la baba un par de veces.

—Me alegro de que te gusten —dice Lan Zhan, y sus labios esbozan una cálida sonrisa. A él también le gusta mucho que Wei Ying le haga cumplidos, y sigue masajeándolo cuidadosamente.

—En serio, esto se te da demasiado bien —dice Wei Ying, y ladea la cabeza en dirección a Lan Zhan para preguntarle—: Lan Er-gege, ¿de verdad he sido el primero para ti?

—Eres el primero —contesta Lan Zhan con franqueza—. ¿Por qué te sorprende?

—Ya sabes, por muchas razones, pero sobre todo me sorprende que seas tan bueno en la cama siendo un novato como yo —dice Wei Ying, con una expresión de incredulidad y picardía en su rostro, y añade—: ¿Acaso es algo innato?

—No lo sé, no podía saberlo.

Wei Ying se queda mirando a Lan Zhan sin hablar durante unos segundos, sumido en sus pensamientos. Luego, vuelve a girar su cabeza hacia el frente y, con un tono abatido que no es propio de él, dice:

—Claro, tienes razón...

Sin decir nada, Lan Zhan se tumba al lado de Wei Ying. Este último se gira, quedando de espaldas y alineando su cuerpo con el de Lan Zhan, quien lo envuelve con sus brazos por detrás. Wei Ying recuerda haber dormido con él en esta misma posición, cómoda y reconfortante, compartiendo el calor de ambos, con la cabeza de Lan Zhan descansando cerca de su nuca. Wei Ying sabe que Lan Zhan percibe su inquietud, y, arropado por esta sensación de protección y cercanía, reúne el ánimo para darle una explicación.

—Lan Zhan, llevamos poco tiempo juntos, pero me conoces desde hace muchos años. Sabes que suelo ser una persona bastante decidida y audaz, pero contigo... sé cuánto deseabas esto, igual que yo, y me preocupa no estar a la altura de tus expectativas. Llevo pensando en ello desde ayer.

—¿Te refieres a nuestros momentos íntimos? —pregunta Lan Zhan. Su cálido aliento abanica el cuello de Wei Ying al hablar, provocándole un delicado cosquilleo.

—Sí... bueno, un poco todo en realidad —responde Wei Ying. Pese a sentirse aún algo angustiado, la pregunta de Lan Zhan consigue hacerlo sonreír. Le resulta interesante que Lan Zhan pueda ser tan formal para describir sus relaciones sexuales y, al mismo tiempo, tan hábil para ponerlas en práctica.

—¿Un poco todo? —repite Lan Zhan. Su voz sigue siendo serena y profunda.

—Es que... no quiero sonar demasiado sentimental, pero he estado en una nube desde ayer. Todo lo que podría haberme imaginado se queda muy corto en comparación. Nunca me había sentido así, nunca nadie me había hecho sentir... de esta manera. Antes ya pensaba en ti a todas horas, pero ahora es como si el alma se me fuera a salir del cuerpo, como si no hubiera espacio suficiente para todo lo que me haces sentir.

—Wei Ying... —susurra Lan Zhan, abrazándolo con más fuerza.

—Y no quiero que pienses que es solo porque hemos empezado a acostarnos. Esos sentimientos ya existían, pero tengo una nueva forma de demostrártelos. Me siento completamente abrumado, como si nada de lo que haga físicamente pueda estar a la altura de lo enamorado que estoy de ti, Lan Zhan. Para los demás puede que sea solo sexo, pero para mí es mucho más.

Thirst Trap: ErotifotosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora