Capitulo XXII

627 90 7
                                        

Después de hablar con Peter, Loki comprendió que esta situación era algo en lo que él no podía intervenir. Era un asunto familiar y legal, aparentemente. Así que decidió quedarse con Peter en la habitación hasta el día siguiente, cuando le permitieron el alta. Tony no se había presentado en ningún momento, pero Pepper le avisó que los vería en la casa, donde ya estaba con María. A Loki no le agradaba separarse de su hija, pero tampoco quería que Peter se quedara solo. Conocía demasiado bien el sentimiento de ser abandonado tras cometer un error.

Happy fue quien los recogió y se encargó de llevarlos. Durante el trayecto, Loki notó el nerviosismo de Peter, evidenciado por el constante movimiento de sus dedos, una acción que ya había visto en Tony antes.

—No necesitas preocuparte —Loki puso su mano sobre la de Peter, deteniendo el temblor—. Todo saldrá bien.

Peter le sonrió y suspiró. Loki habría querido decir más, pero sabía que sus palabras eran inútiles. El miedo seguiría allí. Sin embargo, estaba seguro de una cosa: Tony no era el tipo de padre que abandonaría a su hijo por un error, incluso si hubiera cometido una masacre. El hombre de acero movería cielo y tierra por ayudarlo.

Al llegar a la casa, vieron a Tony en la entrada con María en brazos. Peter se tensó un poco antes de bajar, y Loki le dio una palmada en el hombro, recordándole una vez más que todo estaría bien. Loki bajó primero, permitiendo que Peter se colocara detrás de él. Una acción innecesaria si la pensaban con lógica pero que al parecer le brindo soporte a Peter. Se había vuelto alguien que brindaba seguridad al joven, y eso le agradaba.

Tony se acercó tras despedir a Happy, quien se marchó poco después. Loki no percibió hostilidad en la postura de Tony, pero sí notó las ligeras ojeras bajo sus ojos, marcas que no había visto desde hacía meses.

—Papá, yo… —comenzó Peter.

Tony no le permitió terminar. Entregó a María a Loki y abrazó a Peter, quien quedó estático, esperando el momento en que su padre comenzara a asfixiarlo.

—¿Estás bien? —preguntó Tony, separándose de su hijo para observarlo detenidamente.

Peter asintió y levantó un poco su camisa, mostrando una herida cubierta en su costado derecho.

—Fue superficial. En unos días estaré bien —sonrió, tratando de calmar a su padre.

Tony suspiro viendo a su hijo completo y con buen semblante.

—Entren, necesitamos hablar.

Loki asintió, sabiendo que no tendría lugar en esa conversación. Como había dicho antes, este era un asunto familiar. Así que una vez dentro de la casa, Loki se dirigió hacia su habitación, pero Tony lo detuvo.

—Espera, Tom —Tony le tomó del brazo para después mirar a Peter—. Espérame en el taller

Peter asintió y se retiró, dejando a su padre y al "profesor" para que hablaran.

—Si esperas que me involucre en tu drama familiar, te aviso desde ya que no estoy interesado —advirtió Loki, sospechando que Tony podría obligarlo a estar presente.

—Solo quería agradecerte por cuidar de Peter.

Para Loki, ese agradecimiento no era inusual. Sabía lo valioso que era cuando alguien mostraba preocupación por tu hijo.

—Tú también cuidaste a María. Estamos a mano.

Tony asintió mientras suspiraba. Sabía que Loki jamás aceptaría abiertamente que se preocupaba por Peter, aunque  hace unos minutos le había visto posicionarse delante del chico, dándole seguridad. Lo dejaría pasar por ahora, pero guardaría ese detalle para molestarlo en el futuro.

JörðDonde viven las historias. Descúbrelo ahora