Tony se había mantenido tranquilo a pesar de la discusión con su hijo, lo cual, de alguna forma, incomodaba a Loki. El hombre dedicaba algunos momentos del día a mencionar cuánto amaba y extrañaba a su hijo, por lo que su aparente indiferencia ante la situación resultaba confusa. Además, fue una sorpresa para Loki enterarse de que Tony no había estado en contacto con su hijo desde hace tiempo.
—Creí que lo de "hombre de acero" era solo por la armadura. Pero hasta yo me sentiría consternado —finalmente, sacó el tema.
Tony dejó de lado el plano que estaba revisando y levantó la mirada.
—No es precisamente eso —se quitó los lentes, sintiendo su vista algo cansada—. Claro que quiero ver a mi hijo, y aunque no lo demuestre, su comportamiento tampoco me gusta. Pero es un adolescente. Así son a su edad.
Loki encontró lógica en su respuesta, pero no podía evitar la sensación de que había algo más en el asunto. Tony notó su mirada y suspiró. Loki había descubierto algo.
—¿Crees que no soy consciente de que mi hijo me evita? —caminó hacia su mini bar, sirviéndose un poco de whisky—. Y no quiero que te lleves una idea equivocada de él. Es un gran chico. Simplemente... —dudó un poco, pues aún era un tema que le incomodaba—. Está algo molesto porque fui yo quien entregó y procesó a Steve.
Loki no sabía mucho al respecto. Lo poco que Tony le había contado fue que hubo un choque de ideas con el capitán acerca de su manejo dentro del gobierno, lo que llevó a una pelea en la que el Capitán terminó arrestado. Sin embargo, no sabía que el responsable de dicho arresto fue el mismo Tony.
—Debió ser duro... —murmuró, recordando por alguna razón a su madre.
Tony asintió, dando un trago a su vaso. Le hubiera ofrecido a Loki, pero él no podía debido a que amamantaba a su hija, cosa que todavía le daba escalofríos recordar.
—Fue lo que tenía que hacer. Él se equivocó y no podía arriesgar a Peter... —murmuró, recordando la amenaza de arrestarlo a él también. Uno de ellos debía cuidar de Peter, aunque tiempo después May se quedó con él.
"Señor Stark. El joven Peter se acerca a la puerta".
Al escuchar el aviso de su asistente, ambos se miraron extrañados y subieron al primer piso, donde Peter ya les esperaba en la entrada.
—¿Hola? —saludó Tony, dándole paso para que pudiera entrar.
—Como ahora ambos parecemos libres de compromisos, pensé que podría venir —Peter entró directo a la sala de estar, donde se encontró a Loki—. No sabía que el profesor estaría aquí.
Tony supo por el tono de su voz que lo estaba acusando de algo y no pudo evitar molestarse, porque una cosa era su actitud hacia él y otra hacia un invitado.
—El señor Tom es amigo mío —respondió con el mismo tono de voz.
—Tampoco sabía que tenías amigos —miró fijamente a su padre.
—Peter... —su voz era tranquila, pero a la vez se notaba su molestia.
Peter sabía que estaba tocando el límite de lo que su padre podría tolerar. Así que suspiró y siguió su camino.
—Iré a mi habitación.
El silencio duró algunos segundos, hasta que se escuchó el llanto de María, quien solicitaba urgentemente a su padre.
—¡Yo voy! —Tony giró para ir con la pequeña.
—No —Loki le tomó del hombro—. Yo voy con mi hija. Tú ve y habla con el tuyo.
—Es un adolescente. Y está molesto. ¿Crees que me escuchará? —Tony suspiró, cansado. Claro que quería hablar con Peter, pero ¿cómo podría hacerlo? No solo entregó a Steve a las autoridades, sino también a Peter con su tía—. Está en su derecho de odiarme...
Loki miró el rostro decaído de Tony y sintió asco. Para él, era una decepción ver a alguien como Stark, con un cerebro increíble, sufrir por un niño de 17 años. Hasta Odín sabía mantener su orgullo en situaciones así; es decir, ligeramente desterró a Thor.
—Él no te odia —decidió seguir la etiqueta humana del consuelo—. Es solo un niño que quiere la atención y el respeto de su padre...
Tony miró a Loki con sorpresa. ¿De dónde había sacado eso?
—Tienes razón, cuernitos —Tony recobró su postura de confianza y posó su mano en el hombro de Loki—. No quiero que mi hijo comience actos terroristas en otro planeta.
Loki negó con la cabeza mientras veía a Tony dirigirse hacia el mismo camino que Peter. Una vez desapareció de su vista, no pudo evitar reír. Para él también había sido incómodo ese momento. Pero no mentía; realmente dudaba que Peter lo odiara. Podía ver no odio, sino tristeza en su mirada. Lo sabía más que nadie. Él también fue un chico que fingió indiferencia ante la falta de atención de su padre.
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