Capítulo XXIV

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Tony estaba por acercarse a Loki cuando la puerta de su taller se abrió de golpe, anunciando la llegada de Strange. Que con rapidez, formó un símbolo con las manos y lo puso en la frente de Loki, haciendo que se desvaneciera frente a ellos, dejando a María entre los brazos del hechicero.

Tony corrió hacia Loki para sostenerlo antes de que cayera, logrando sujetar su cabeza y apoyarlo en su regazo.

—¿Qué le hiciste? —preguntó Tony, mirando a Loki, quien volvía a su aspecto de profesor.

—Lo dormí. Entró en un trance donde no distinguía la realidad de un sueño —respondió Strange, mirando a la bebé entre sus brazos, que seguía mostrando tonalidades azules—. Al parecer, es un efecto causado por ella.

Peter se acercó a su padre para ayudarlo a colocar a Loki en uno de los sofás del lugar. Luego, Tony se acercó a Strange para tomar a María, quien al verse entre los brazos de su tío favorito volvió a su color habitual y su aspecto castaño.

—¿A qué te refieres con que fue producto de ella? —preguntó Tony mientras limpiaba la humedad de los ojos de la niña con su pulgar.

—Te lo explicaré después. Ahora necesitamos hablar de otras cosas. Traje a un invitado —Strange comenzó a dirigirse hacia la puerta.

Tony y Peter lo siguieron, dejando a Loki recostado en el sofá, y se dirigieron al salón, donde los esperaba un viejo conocido.

—Stark —saludó Thor, acercándose a él para abrazarlo, pero se detuvo en seco al ver a la bebé entre sus brazos—. Vaya, no sabía que habías tenido una hija.

Tony se quedó inmóvil, sin saber qué responder. La última persona que quería ver en ese momento era justo el dios asgardiano del que tenía a su hija entre sus brazos.

—Pete, llévate a la niña —dijo, entregándole la bebé a Peter, quien asintió sin protestar, alejándose de la vista de los adultos.

—Thor, qué sorpresa —dijo Tony, manteniendo un semblante tranquilo—. ¿Gustas algo de beber? —preguntó, buscando una excusa que le diera la oportunidad de interrogar a Strange.

Thor no pareció notar la incomodidad de su excompañero, ya que asintió con una sonrisa mientras tomaba asiento en la sala.

—Claro. Me gustaría un poco del licor que siempre tenías en la torre.

—Maravilloso —respondió Tony mientras se acercaba a Strange—. ¿Podrías ayudarme a traerlo?

Strange estaba por negarse cuando Tony lo tomó de la capa para obligarlo a acompañarlo.

—Te dije que no tocaras la capa —gruñó Strange, apartando su mano.

—¿Por qué lo trajiste? —preguntó Tony, cerrando la puerta de la cocina—. ¿Acaso no leíste mis mensajes? Recuerdo haber escrito en mayúsculas que esto no debía ser de conocimiento asgardiano.

Strange negó mientras acomodaba el cuello de su capa.

—Nunca mencionaste eso. Solo dijiste que tenías a Loki contigo, y yo te respondí que llamaría a Nick para que se lo llevara.

Al ver a Tony fruncir el ceño, Strange se apresuró a hablar.

—Mi deber es protegernos de posibles enemigos, y déjame recordarte que Loki encabeza la lista.

Tony suspiró. Sabía que Strange no quería a Loki en el planeta, pero era el único que podía ayudarlo con el asunto de María.

—Te dije que me dieras tiempo, ¿no? —le recordó Tony—. Así que no involucrar al príncipe de Asgard estaba implícito en la petición.

—Ahora es el rey —lo corrigió Strange, tomando un vaso de vidrio.

—Lo que hace todo esto aún más grave —dijo Tony, pasándole la botella de licor—. Porque la bebé que acabas de ver es su hija.

Strange abrió la boca, pero no pudo decir nada. Si bien sabía que la niña era hija de Loki por lo que Tony le había contado, descubrir que también era hija de Thor lo dejó atónito.

—Bien —dijo mientras servía más licor del habitual en el vaso—, tenemos a un terrorista espacial y a su hija, que resulta ser la princesa de Asgard. Gracias por meterme en conflictos universales otra vez, Tony.

Tony estaba por responder cuando la puerta de la cocina se abrió, revelando la cabellera rubia de Thor.

—¿Hay algún problema? —preguntó Thor, entrando por completo al lugar.

—No —respondieron ambos al unísono, tomando los vasos servidos.

—Estábamos por salir —dijo Tony, entregándole uno de los vasos a Thor—. Vamos, capitas, necesitamos ponernos al día —añadió con una sonrisa, guiándolo de regreso al salón.

—Me gustaría hacerlo, amigo mío, pero en esta ocasión vengo por temas más serios —respondió Thor, volviendo a tomar asiento.

Tony y Strange hicieron lo mismo.

—Posiblemente no lo sepas, pero mi hermano Loki regresó a Midgard hace algunos meses.

—Jamás lo hubiera imaginado —respondió Tony, tratando de sonar convincente mientras bebía un poco de su vaso—. ¿Decidió tomar vacaciones en alguna isla o por qué la repentina visita?

—No exactamente —respondió Thor, mirando el contenido de su propio vaso—. Tuvimos una situación en Asgard.

Los recuerdos de la noche en que estuvieron juntos y de su destierro cruzaron la mente de Thor, lo que hizo que apretara con fuerza el vaso.

—Necesito encontrarlo —finalizó Thor, sin dar más detalles.

Tony permaneció en silencio, sintiéndose incómodo. Thor rara vez se molestaba, su actitud siempre era relajada y sonriente, pero al ver la oscuridad en su mirada, Tony sintió un nudo en el estómago, sobre todo porque en ese mismo momento tenía a Loki durmiendo en su taller.

—¿Qué te hace pensar que está aquí? —intervino Strange, notando el nerviosismo de Tony.

Thor parpadeó y recuperó su actitud habitual.

—Heimdall, el guardián del portal, detectó una señal de magia asgardiana proveniente de Midgard, específicamente de aquí. Creemos que es Loki la fuente de dicha señal —mintió, consciente de que en realidad se trataba de su hijo.

Strange miró a Tony, quien mantenía un semblante preocupado. Ya le había hablado sobre las manifestaciones mágicas de la bebé, y era probable que la energía detectada n Asgard proviniera de ella, la misma que había hecho entrar en trance a Loki. Así que le causaba curiosidad el por qué Thor ocultaba ese detalle.

—Eso es extraño —dijo Strange, ignorando la mirada de Tony—. Como guardián, tengo detectada cualquier señal de posibles amenazas, incluida la magia de Loki, y te confieso que no he sentido nada similar.

Thor lo miró sorprendido, mientras Tony seguía suplicando en silencio que Strange se callara. Sin embargo, el deber de Strange era proteger la Tierra, y si tenía que entregar a Loki, lo haría, especialmente porque el dios de las mentiras no era de su agrado.

—En realidad, hay algo más —anunció Thor, dejando su vaso sobre la mesa de cristal—. Loki no está solo. Él...

Antes de que pudiera continuar, Peter regresó con María en brazos, quien lloraba desconsolada y trataba de alejarse. Instintivamente, Tony se levantó y caminó hacia ellos para tomar a la bebé para tranquilizarla. Olvidando por completo la presencia de los otros dos hombres que le miraban desde sus asientos.

Todo sucedió tan rápido que solo uno de ellos notó que María había vuelto a cambiar su apariencia. Ahora mostraba su verdadero aspecto: cabello rubio y ojos verdes. Tal como el bebé que Thor llevaba viendo en sus sueños, su hijo.

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Aún no he desaparecido 🦆. Lamento la demora, la vida adulta es difícil.
Espero que les guste el capítulo ❤️

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⏰ Última actualización: Oct 17 ⏰

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