La puerta se abrió, dejando entrar la luz del sol que iluminó parcialmente la habitación. Thor se giró, dándole la espalda y cubriendo su rostro con una almohada.
Sus amigos y compañeros se miraron entre sí. Durante las últimas semanas, lo único que Thor había hecho era encerrarse en su habitación durante el día, mientras que, en la oscuridad de la noche, se dedicaba a recorrer uno a uno los bares de Asgard para beber hasta caer inconsciente, teniendo que ser llevado por sus escoltas a su habitación para repetir su rutina. En algunas ocasiones, Sif quiso intervenir, pero Thor, en su estado etílico, se había vuelto irracional, resolviendo todo con violencia. Incluso en una ocasión levantó la mano contra Sif. Afortunadamente, Volstagg logró detenerlo sin embargo el rumor se propagó de manera rápida. Situación que llevó a Sif a huir con su familia.
Thor había alcanzado el límite de la irresponsabilidad y lo inmoral. Ni siquiera en su versión más joven y temeraria se había atrevido a tal acto, y eso que estuvo a punto de iniciar una guerra con Jotunheim.
La gente comenzaba a murmurar acerca de las acciones de su Rey. Sería solo cuestión de tiempo para que sus enemigos se enteren de lo que está ocurriendo y quieran aprovechar la situación para atacar. Es por eso que habían decidido intervenir de una vez por todas.
—Necesitas levantarte —Fandral se acercó a la cama y jaló la sábana que lo cubría.
Thor soltó un quejido y levantó la cabeza, mostrando su deplorable aspecto: con cabello grasiento y su rostro pálido.
—Mira tu estado. Pareces un mendigo— Fandral intento bromear.
—Más respeto hacia tu rey —murmuró Thor con voz ronca sin mostrar ningún signo de gracia.
—Si no te levantas de la cama y buscas arreglar lo que ocurre afuera
..créeme, amigo, que no habrá lugar que gobernar. —Ahora fue Hogun quien habló.Thor miró a su alrededor, encontrando a sus tres compañeros de batalla. Su cabeza dolía y escucha su voz era molesto. No quería más de sus sermones. Era un adulto y el rey de Asgard. Era consciente de sus propias acciones.
—Escucha —Hogun le llamó—. No sabemos qué te está pasando, pero necesitas parar con esto.
Thor suspiró molesto y se levantó de la cama.
—No está pasando nada. —Tomó una a una sus prendas que estaban tiradas alrededor del cuarto—. Se lo que sea que quieran decir. Háganlo ahora.
Los tres hombres se miraron entre sí. No podían permitir que esa versión de Thor siguiera arruinando el poco respeto que le quedaba. Necesitaba hacerlo reaccionar y darse cuenta que estaba perdiendo todo. Tenían una ligera sospecha de lo que ocurría pero nadie se atrevía a hablar. Por lo menos no Hogun ni Fandral.
—Sabemos que Sif ha perdido a su heredero.
Volstagg habló sintiendo las miradas de sus compañeros, quienes lo amenazaban con los ojos para que cuidara sus palabras. Después del altercado con Sif, se rumoreaba que la guerrera había perdido su embarazo, llevando al rey de Asgard a un estado de locura. Aunque ligeramente tenían razón.
Thor se mantuvo en silencio. Después de hablar con su padre, no pudo resistir la verdad. Siempre lo había defendido de las acusaciones de Loki sobre ser un avaro egoísta que solo pensaba en el poder. Pero era cierto. Su padre se había llevado a Loki como si de un trofeo se tratase. Incluso había pensado en casarlo. Se sentía tan culpable por todo lo que había pasado. Aunque claro que Loki no era una blanca paloma, su personalidad era traviesa y arrogante. Pero fueron ellos quienes lo orillaron a cometer actos violentos al tratarlo como basura.
Durante un tiempo siguió buscándolo. Recorrió todos los lugares donde su hermano podía esconderse. Incluso visitó países considerados madrigueras de ratas debido a que estaban llenos de exiliados y criminales. Pero nada. Ni una sola pista. Loki estaba escondido en algún punto del universo, pasando por quién sabe qué situaciones. Temía además por la seguridad de la bebé que llevaba su sangre. No quería ni imaginar de lo que Loki podría ser capaz con tal de sobrevivir.
—No es asunto suyo lo que ocurra en mi vida privada —Thor terminó de colgar sus vestiduras y caminó hacia la mesa de noche que aún mantenía media botella de licor.
—Eres nuestro amigo —Fandral lo tomó de la muñeca, evitando que tomara la botella.
—Te equivocas —Thor se separó de golpe—. Soy tu rey.
Fandral frunció el ceño y quiso discutir, pero Hogun lo detuvo, colocando su mano en su hombro para que le dejara hablar.
—Somos tus amigos, Thor. Juntos hemos librado batallas de las que ningún guerrero común sería capaz de sobrevivir. Tú mismo nos has enseñado que en un campo de batalla se pierde o se gana juntos. Así que entiende nuestra preocupación no solo como amigos, sino como parte de tu pueblo.
Thor levantó la mirada y destapó la botella, tomando un trago que le quemó levemente la garganta.
—Si lo que les preocupa es la falta de heredero, no se preocupen. Cualquier otra mujer puede tenerlo.
Sus amigos abrieron los ojos con sorpresa al escuchar sus palabras, y agradecían que Sif estuviera lejos del palacio. No querían ni imaginar lo que esas palabras podrían provocarle. Ya estaba bastante herida; no solo había perdido al heredero de Asgard, sino que ahora había sido señalada por su propio pueblo.
—No cruces la línea, Thor —Fandral lo tomó del cuello de su traje—. Sif es tu esposa y una guerrera honorable para Asgard —se acercó para tenerlo frente a frente.
Thor dejó la botella donde la había tomado y alejó a Fandral con un empujón.
—¿Es que acaso sigues herido porque fue a mí a quien eligió? —Thor sonrió, sabiendo que ese era el talón de Aquiles de su amigo.
—El título de rey te queda grande, grandísimo fanfarrón… —Fandral se abalanzó sobre él, causando que ambos cayeran sobre la mesa que anteriormente tenía la botella de licor, que ahora yacía tirada en el suelo.
Thor no hizo nada por resistirse a los golpes que Fandral lanzaba contra su rostro. En su mirada podría verse arrogancia e indiferencia ante la situación, pero en realidad, él simplemente quería desaparecer. Se había convertido en una versión patética, sabía que merecía el desprecio de amigos y conocidos, pero lo merecía. Él más que nadie había lastimado a muchísimas personas, incluyendo a Sif, por lo que debía recibir un castigo, y qué mejor forma que a manos de su más preciado amigo.
Hogun y Volstagg corrieron hacia los dos para separarlos. Thor había dicho cosas hirientes, pero eran compañeros; habían venido para ayudar a Thor, no para herirlo aún más. Así que mientras Volstagg apretaba a Fandral entre sus brazos, Hogun trataba de hacer reaccionar a Thor, quien en algún punto de la pelea había caído inconsciente. O eso creían, porque al sentir el tacto de Hogun llamándolo, abrió los ojos, dejando a la vista que sus ojos se habían puesto totalmente en blanco, mientras poco a poco comenzaba a convulsionar.
—¡Guardias! ¡Guardias! —Hogun comenzó a gritar mientras tomaba la cabeza de Thor para evitar que se golpeara—. ¡Llamen al médico! ¡Nuestro rey se está muriendo!
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