☆ Capítulo 9: Admirador secreto ☆

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**POV Lucía**

— Max, tienes las prácticas en breve — me separé lentamente de sus labios y dejando al rubio quejandose. Habíamos llegado al paddock hacía ya varios minutos y desde entonces estábamos en su habitación. Desde que se permitieron los besos, ha sido difícil apartarlo de mí.

— Un beso más y nos iremos — suplicó, y solo le sonreí en respuesta mientras acariciaba su rostro y volvía a unir sus labios con los míos.

Estábamos tan concentrados en el momento que no notamos a nadie entrar hasta que un carraspeo llamó nuestra atención. Era Christian, quien nos miraba con una expresión extraña y, por primera vez, noté que estaba serio.

Dios, había olvidado que estaba sentada sobre el regazo de Max y que él tenía las manos sujetando mi cintura. Intenté apartarme, pero el rubio me lo impidió y luego se echó a reír.

— Espero que esto signifique que ahora sí puedo felicitarlos por estar formalmente juntos — nosmiró esperando una respuesta, aunque diría que su mirada estaba más enfocada en Max, quien lo miraba riendo sin decir nada.

— Hola, Christian, sobre eso — intenté explicar —, pero Max me interrumpió.

— Aún no, pero — trató de decir Max, pero Christian lo cortó.

— Nada de peros, Verstappen. Si no están juntos aún, quita tus manos de mi niña — dijo, extendiéndome la mano para que me levantara, guiñándome un ojo y luego volvió a mirar a Max.

— Solo bromea — dijo Max poniéndose de pie e intentando atraerme hacia él nuevamente.

— Nada de bromas. No puedes tocarla hasta que hagas las cosas bien, Verstappen. Así que tú, a las entrevistas — lo señaló — y tú, señorita, te quedas conmigo. Tenemos que hablar.

— Pero — trató de hablar Max.

— Si te ponen una multa será a tu cuenta, Verstappen. Estás advertido — añadió Christian, y Max se encaminó a regañadientes.

— Pensé que era tu favorito — se quejó antes de alejarse, mirándonos. Sonreí al verlo de mal humor.

— Lucía es como mi hija ahora así que veré que hagas las cosas bien, sino créeme que tendrá otros pretendientes. Ahora ve. Rei al ver al rubio rodar los ojos.

— La restricción va para ti también, Lucía, así que tampoco me puedes tocar — bromeó Max, encaminándose hacia la salida al verme seguir riendo.

— Creo que a quien más le afectará es a ti, Max — dijo Christian, despidiéndose con una señal. El rubio desapareció por el pasillo soltando un bufido.

Cuando al fin se alejó, ambos soltamos la risa contenida.

— Lu, que sepas que, aunque parezca una broma, te considero como una hija desde que me dijiste que estabas sola fuera de casa y que tu papá había fallecido. Así que, en serio, vigilaré que Max no haga ninguna tontería contigo — dijo Christian con sinceridad.

No pude resistirme y le di un abrazo. Cristian y yo nos habíamos hecho muy cercanos en el hospital mientras Max estaba en urgencias. Le conté toda mi historia, desde cómo llegué a la vida de Charles y Max, hasta detalles íntimos sobre la pérdida de mi padre joven y cómo eso me había hecho temer por Max.

— Gracias, Cristian. También te aprecio mucho y gracias por hacer enojar al rubio. Ahora saldrá más atractivo en las fotos — reímos, sabiendo que era cierto. Max no estaría muy contento con la interrupción.

Rewrite The Stars  (LIBRO 2) [MAX VERSTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora