Rewrite The Stars (LIBRO 2) [MAX VERSTAPPEN]

☆ Capítulo 2: The end for us ☆

Canción recomendada para este capítulo

I've seen you cry, I've seen you smile
I've watched you sleeping for a while
I'd be the father of your child
I'd spend a lifetime with you

I know your fears and you know mine
We've had our doubts but now we're fine
And I love you, I swear that's true
I cannot live without you

Goodbye my lover
Goodbye my friend
You have been the one
You have been the one for me

POV Lucía

Con mucho pesar, dejé a Max con su hermana. Mentiría si dijera que no deseaba quedarme a su lado. Me aterraba la idea de que él despertará y no estuviera ahí para verlo. Sin embargo, sabía que no podía seguir postergando el hablar con Charles, él no se merecía todo lo que le estaba haciendo.

Me partió el alma saber que había estado en el hospital cuando me entregaron un abrigo y, aunque no dejo su nombre, era el único que había podido ser. Ojalá, Charles, me perdonara algún día todo el dolor que le estaba causando, porque es algo que yo no iba a perdonarme.

Había leído alguna vez que si amas a dos personas, entonces no amas a ninguno, pero no sentía que ese fuera mi caso. Quizás los amaba demasiado a ambos, pero de distinta forma.

Llegué a Mónaco al amanecer. Y aún se vivía el ambiente festivo de la Navidad. En otra ocasión mi corazón se hubiera emocionado al ver todas las mil decoraciones, pero mi ansiedad anticipando lo que iba a pasar no me lo permitía. Y en parte merecía eso: no ser feliz.

No hizo falta tocar el timbre más que una vez para que me encontrara con su figura. Sus ojos habían perdido cualquier rastro de brillo y su sonrisa no estaba ahí. Aunque no le había anunciado mi llegada, no se sorprendió al verme. Imagino que era algo que sabía en algún momento iba suceder.

Él se apartó de la puerta sin decir nada aún y me dejó pasar. Me odiaba. Estaba segura de ello y me lo merecía completamente.

— Hola— dije apenas en un susurro con miedo. No sabía qué decirle.

— Te ves cansada, deberías subir a cambiarte.

— Charles, yo— traté de decirle que estaba bien así.

— Solo ve. Hablaremos luego. No me iré de aquí.

Eso dolió. Quizás no lo había hecho con mala intensión y solo era la culpa que cargaba la que me hacía sentir como si estuviese haciendo alusión a mi abandono hacía el. Solo asentí y subí las escaleras tratando de buscar alguna prenda de las pocas que quedaban ahí para cambiarme.

No tardé mucho y al bajar tomé asiento sin preguntar en aquel sofá en que tantas veces reímos juntos y hoy era testigo de una atmósfera asfixiante entre ambos. Él estaba sentado en el sofá opuesto al mío. Cuando reuní valor suficiente hablé.

— Charles— llamé su atención. — Yo he venido a— pare tratando de recordar todo lo que había planeado y ensayado decirle y que ahora simplemente no fluía. — He venido a pedirte perdón. No mereces todo lo que te he hecho.

— Ya no sé si realmente no lo merezco, Lucía. —Dijo mi nombre sin ningún diminutivo de por medio y fue un puñal a mi corazón. — No sé si merezco esto, pero quizás yo mismo me lo busqué — negué, sintiéndome culpable. — No es tu culpa Charles, la única culpable soy yo.