Rewrite The Stars (LIBRO 2) [MAX VERSTAPPEN]

☆ Capítulo 8: Kiss permission ☆

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**POV Lucía**

Una nueva carrera había comenzado, y yo ya estaba lista para seguir a mi piloto favorito. Me asombraba cómo, de un momento a otro, Max se había convertido en una presencia constante en mis pensamientos. Sentía una necesidad casi palpable de tenerlo cerca. Nunca antes había notado esos pequeños detalles en él, como el lunar en sus labios o la forma en que su sonrisa iluminaba todo a su alrededor. ¿Era posible sentir tanto en tan poco tiempo? Quizás sí o simplemente era el resultado de haber reprimido mis sentimientos por él durante tanto tiempo.

Sin embargo, siendo honesta, desde antes, cuando viajaba, siempre lo extrañaba aun siendo solo amigos, pero ahora esa sensación se había intensificado a mil.

Max se había convertido en la primera persona a la que deseaba darle los buenos días y a quien quería ver siempre que fuera posible. Sin embargo, vivir en Londres no ayudaba en absoluto.

Mientras pensaba en esto y esperaba a Max, recibí una llamada de mi hermana. Aún tenía tiempo libre, así que decidí contestar.

— ¡Luna, hermanita! — saludé con entusiasmo al ver su rostro en la pantalla. Ella me miró brevemente antes de buscar a alguien más con la mirada.

— ¿Y mi cuñado? — preguntó, sin siquiera saludarme, claramente dudosa al no verlo cerca.

— Aún no es tu cuñado, Luna — reí, consciente de que mi madre y Luna eran las más entusiastas con la idea de que Max y yo estuviéramos juntos.

— Pero lo será. Mamá ya lo da por hecho. Creo que hasta está planificando tu boda — ambas reímos ante la mención, sabiendo que, a pesar de parecer una broma, mi madre podría muy bien hacerlo.

— Lucía — escuché una voz de fondo, y vi a Max asomarse en la habitación. No pude evitar sonreírle al verlo, y él me devolvió la sonrisa. No nos habíamos visto desde nuestra última cita.

— Creo que mamá debe prepararse para la boda — añadió mi hermana, llamando la atención de Max y rompiendo la atmósfera que habíamos creado. Giré el teléfono hacia él para que lo saludara.

— Hola, futuro cuñado — dijo mi hermana, sorprendiendo a Max. Él le hizo un gesto de saludo, conteniendo la risa.

— ¿Cómo va mi hermana en su intento de conquistarte? — preguntó, tratando de avergonzarme.

— Luna — la reprendí, sabiendo que siempre buscaba avergonzarme.

— Creo que vamos bien — dijo Max, sonriendo. — Aunque aún tiene que esforzarse más — bromeó, sentándose a mi lado.

— Un chico difícil. A Lu le encantan los retos. ¿Ya te ha cantado algo? — preguntó mi hermana, y le advirtí con la mirada que no dijera más. Me concentré en la reacción de Max, que me miraba con una mezcla de curiosidad y diversión. Finalmente, él negó con la cabeza ante la pregunta de mi hermana.

— Bueno, ahí está el problema — dijo mi hermana con seguridad. — Una vez que lo haga, seguramente serás oficialmente mi cuñado y hasta querrás casarte — bajé la mirada, deseando que la tierra me tragara. ¿Por qué tenía que tener una hermana así?

— Lu canta como los ángeles. Tiene una voz preciosa, aunque no le guste enseñarla. Le cantaba a papá todo el tiempo, y él lo adoraba. Bueno, me gustaría contarte más, cuñado, pero sé que Lu querrá matarme por esto — añadió entre risas. — Debo irme a clases. ¡Adiós!

— Así que cantas — afirmó Max con interés, una vez que la imagen de mi hermana desapareció de la pantalla.

— No le creas, no soy tan buena — respondí, evitando su mirada.