☆ Capítulo 4: Huída y reencuentros ☆

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POV Max

Abrí mis ojos lentamente mientras me adaptaba a la luz. Visualicé mi alrededor vagamente y supe de inmediato que estaba en un hospital. Sentía mi cuerpo adolorido como si me hubiesen pasado un monoplaza encima.

Por un momento me detuve a pensar en lo último que recordaba y era la carrera final. La escena de Carlos intentando atacar a Charles se reprodujo en mi mente y luego el choque de este contra mi auto.

Tenía muchas dudas sobre ese incidente, pero la que detuvo mis pensamientos era sobre cómo estaba Lucía. Ella debió asustarse demasiado al presenciar todo. Estaba seguro de que Charles no había tenido gran daño porque traté de esquivar su coche hasta el final, sin embargo, presentía que ella se habría preocupado por mí. Esa idea no me agradaba porque jamás, bajo ningún concepto, quería verla sufrir. Más aún sí lo hacía por mí.

Ni siquiera mi inminente derrota en el campeonato me importaba tanto en este momento como saber cómo estaba ella. ¿Habría venido a verme? ¿Se habría asustado demasiado? ¿Habría llorado? Le había prometido que no me pasaría nada y le fallé. Pero no tenía opción. Prefería que me pasara algo a mí en lugar que a su novio. Verla sufrir por él sin poder hacer nada para ayudarla me destrozaría.

¿Estaría allá afuera? Me pregunté cuando escuché voces fuera de mi habitación. Estas se hicieron más nítidas conforme se acercaban. Me esforcé en reconocer si alguna pertenecía a Lucía. Pero a mi pesar, ninguna era de ella. Decidí cerrar mis ojos, negándome a la idea de que el primer rostro que viese no fuese el suyo. Era tonto pensar que ella estaría allá afuera, ya que probablemente estaría con Charles, pero si existía una minúscula esperanza, quería aferrarme a ella. Cuando el sonido de la puerta abriéndose se hizo presente, me preparé para fingir no haber despertado aún.

—¿Y la pelinegra que siempre está con él? — dijo una voz de una mujer mayor ya dentro de mi habitación. —Sabes, ella me hace creer verdaderamente en el amor. Lo ha cuidado tanto. Debe amarlo demasiado.

Sonreí inconsciente, evitando hacer cualquier mueca en mis labios que me delatara. Una sensación cálida se instaló en mi pecho al saber que Lucía sí había estado conmigo todo este tiempo. Aunque también pensé en lo mal que debió haberla pasado. No sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, pero debieron ser varios días por lo que decían esas mujeres.

Me sentí culpable de haber hecho pasar por todo el sufrimiento e incertidumbre a Lucía. Yo había vivido lo mismo con ella cuando estuvo inconsciente y fue lo más doloroso que experimenté. La voz de la otra mujer detuvo mis pensamientos.

— ¡Cierto, no te conté! Yo también creía lo mismo, pero no es así. El otro día la escuché hablando con el chico de rulos que la acompañaba y supe que tiene novio. ¡Puedes creerlo!

La realidad me golpeo rápidamente al oír aquello. Lucía había elegido estar con Charles. Y ellos estaban comprometidos. La imagen de su mano con aquel anillo hizo eco en mi memoria recordándome aquel dolor que sentí al enterarme.

— No lo sé. ¿Qué clase de novio soportaría que su novia cuide de esa manera a otro hombre? Es obvio que ella ama a este chico. Seguramente ese hombre la obligó a irse porque ya no le hizo gracia que estuviera aquí. ¡Qué rabia! La que le debe haberle armado.

— No quiero ni pensarlo. Pobre muchacha, pero quizás debería ser honesta con su novio.

Después de ello, las que parecían ser enfermeras, continuaron hablando de otras cosas triviales, pero en mi mente solo se quedó pensando en que, aun en este estado, le estaba causando problemas a Lucía y su relación.

No sé qué estaba pensando cuando idiotamente desee que fuese ella la primera persona que vieran mis ojos al despertar. Ella seguramente estaba en el lugar que debía estar: junto al amor de su vida. Junto a Charles. Debía dejar de soñar con algo que jamás pasaría.

Rewrite The Stars  (LIBRO 2) [MAX VERSTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora