𝐎𝐔𝐑𝐒 | ❝me importa más si tus hijos saben integrar ecuaciones que en qué consiste su dieta.❞
❝ni siquiera las antiguas criaturas de la noche se preocupan más por el cálculo que tú.❞
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en donde f...
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❝solo prométeme que volverás conmigo, ¿de acuerdo?❞
OPHELIA FRUNCIÓ EL CEÑO, no le gustó que Jasper lanzara a Emmett hacia atrás con todas sus fuerzas. Odiaba la violencia de cualquier tipo y, aunque el entrenamiento era necesario, odiaba verlo, pero Carlisle no la iba a dejar en casa desprotegida. Emmett aterrizó con fuerza de espaldas y el sonido resonó en el bosque y la hizo estremecerse.
Carlisle le frotó los brazos para consolarla, de pie detrás de ella. Ella suspiró y se reclinó sobre su pecho cuando Emmett se levantó de un salto, sin verse afectado por el golpe.
—Otra vez.— Exigió.
Mientras los chicos continuaban entrenando, Edward y Bella llegaron en el Jeep. Ophelia le sonrió a Bella, feliz de no ser la única humana presente.
—Aquí vienen.— Dijo Edward, sintiendo las mentes de los lobos un segundo antes de que los otros vampiros captaran sus olores.
Ophelia estaba ansiosa. Ella nunca había visto a ninguno de ellos en sus formas de lobo; solo confiaba en la palabra de Seth, sabiendo que no le mentiría al respecto. Sin embargo, no esperaba que fueran tan grandes cuando entraron en el pequeño claro. Cada uno de ellos medía fácilmente más de un metro ochenta de alto, con garras y dientes afilados. Su corazón se aceleró un poco por el nerviosismo.
Carlisle le apretó los costados suavemente, haciéndole saber que no la lastimarían.
De repente, uno de los lobos más pequeños se acercó de un salto. Tenía un pelaje corto y marrón oscuro y ojos familiares.
—¿Seth?— preguntó vacilante, ganándose una sonrisa torcida mientras su lengua caía de su boca. Al ver que todavía estaba cautelosa, Carlisle le dio un codazo hacia el niño, sabiendo lo importante que era el vínculo de impronta para él. Ophelia levantó la mano y comenzó a pasar las manos por su pelaje, sorprendida por lo suave que era. —Hey, amigo. ¿Por qué estás así?
