Capítulo 6

41 9 1
                                    

Capítulo 6

WIN

Me gustaba llegar temprano, antes que nadie. El silencio de la mañana me ayudaba a ordenar mis pensamientos, o al menos a intentarlo.

La cocina olía a especias y a madera, un aroma familiar que de alguna manera me hacía sentir en casa. Aunque últimamente, la idea de "casa" parecía cada vez más lejana.

Me lavé las manos en el fregadero, el agua fría despertándome del todo. Me puse el delantal blanco y empecé a sacar los ingredientes para el pan: harina, levadura, sal, agua. Los coloqué sobre la mesa de trabajo, era una rutina que conocía de memoria.

Mezclé todo en un gran tazón metálico. Mis manos se movían solas, presionando y estirando la masa.

Estaba tan metido en lo mío que no oí a Ben entrar. Su voz me sorprendió.

—Deberías descansar un rato, Win —dijo desde la puerta.

No lo miré. Sabía que tendría esa cara de preocupación que ponía últimamente cuando me hablaba. No quería verla.

—Estoy bien —le contesté, sin dejar de amasar. No quería parar. Si paraba, tendría que pensar, y eso era justo lo que estaba tratando de evitar.

—Has estado horneando sin parar —insistió Ben. Se acercó y se apoyó en la mesa, justo frente a mí—. Solo digo que podrías tomarte un descanso.

Seguí con mi trabajo, formando los bollos de pan con cuidado. Cada uno tenía que ser del mismo tamaño. Era importante que fueran iguales. Me concentré en eso, en vez de en la mirada de Ben que sentía sobre mí.

—Prefiero estar aquí que en otro lugar —le dije al fin, cuando el silencio se hizo demasiado largo.

Ben suspiró, pero no dijo nada más. Eso me gustaba de él. Sabía cuándo dejar de preguntar. Era una de las razones por las que seguía viniendo a trabajar aquí, aunque ya no necesitara el dinero. El restaurante de Ben era uno de los pocos lugares donde me sentía... bueno, no exactamente bien, pero al menos no tan mal.

Terminé de formar los bollos y los puse en una bandeja para llevarlos al horno. Limpié la mesa y empecé a lavar los utensilios que había usado.

—Por cierto —dijo Ben de repente, rompiendo el silencio—, Dax va a empezar a trabajar aquí por las tardes.

Mis manos se detuvieron por un segundo cuando escuché el nombre de Dax. Fue solo un momento, pero supe que Ben lo había notado. Traté de que no se me notara más. Sabía que Ben estaba esperando a ver cómo reaccionaba, pero no iba a darle esa satisfacción.

—Ya me lo habías dicho —dije, volviendo a lavar como si nada hubiera pasado.

—Sí, pero ahora es seguro —siguió Ben. Podía notar que quería ver si decía algo más, pero me mantuve en silencio—. Hoy es su primer día.

—¿Y qué? —pregunté, tratando de sonar como si no me importara. Y no debería importarme. Dax podía hacer lo que quisiera. Ya no era asunto mío.

—Nada —dijo Ben, pero su tono sugería lo contrario—. Solo pensé que querrías saberlo.

—Me da igual —le dije, quizás con más fuerza de la necesaria. Terminé de lavar y me sequé las manos.

El viento que nos separó (BL) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora