Capítulo 8

47 6 2
                                    

Capítulo 8

WIN

No soy el tipo de persona que se queda pensando en el "qué pasaría si". Es una pérdida de tiempo, un lujo que no me puedo permitir. Al menos, eso es lo que me repito a mí mismo cada mañana frente al espejo, intentando convencerme de que soy más fuerte de lo que realmente me siento. Sin embargo, desde que Dax volvió, me descubro haciéndolo más seguido de lo que me gustaría admitir. Y eso me molesta.

El restaurante estaba lleno, como siempre a esta hora. Y  justo en la barra estaba Dax, hablando con Ben. Su cabello rubio, ligeramente más largo de lo que solía llevarlo, caía sobre su frente de una manera que me resultaba dolorosamente familiar. Gesticulaba mientras hablaba, y pude ver cómo sus ojos se iluminaban con entusiasmo. Algo sobre fotos, publicidad... la verdad es que no estaba prestando atención a las palabras. Solo podía concentrarme en el movimiento de sus manos, en la forma en que sonreía, en cómo parecía encajar tan fácilmente en este lugar que una vez fue nuestro.

Mis manos se movían de manera automática, cortando y preparando ingredientes como lo he hecho mil veces antes.

Era un trabajo que no requería pensar, y eso era peligroso. Porque cuando no tenía que concentrarme en lo que hacía, mi mente seguía volviendo a la misma imagen: Dax, ahí, tratando de encajar, como si no hubiera pasado nada entre nosotros. Como si los años no hubieran dejado cicatrices tan profundas que a veces me costaba respirar.

—¿Estás bien? —La voz de Bea me sacó de mis pensamientos. Estaba a mi lado, preparando una ensalada, mirándome con esa expresión de ligera preocupación que no le veía desde hace tiempo.

—Sí —respondí sin mirarla, concentrándome en cortar un pepino con más fuerza de la necesaria—. Estoy bien.

No me creyó, lo supe por la forma en que sus labios se fruncieron ligeramente, pero tampoco insistió. Bea siempre había sido así, capaz de leer entre líneas, de ver más allá de mis respuestas cortantes. A veces me preguntaba si esa habilidad venía con la edad o si simplemente era parte de quién era ella.

—He visto que Dax está trabajando bastante bien con Ben —comentó con suavidad, como si fuera una conversación cualquiera. Sus manos se movían con destreza, mezclando los ingredientes de la ensalada con un cuidado —. Parece que tiene algo con la fotografía, ¿no?

No contesté de inmediato. No me gustaba hablar de Dax, especialmente con otras personas. No era algo que quisiera explorar en voz alta, ni siquiera conmigo mismo.

—Supongo que sí. Es lo suyo —respondí finalmente, manteniendo mi tono neutral, como si estuviéramos hablando del clima y no del hombre que había dejado un agujero en mi vida cuando se fue.

—Debe ser raro verlo aquí todos los días —continuó ella, cortando los tomates con una precisión que hablaba de años de experiencia.

—No tanto como crees —mentí, apartando la vista del plato que preparaba. Bea sonrió de manera casi imperceptible, como si hubiera captado la mentira al instante, pero no dijo nada más.

Podía sentir los ojos de Bea sobre mí, estudiándome, tratando de descifrar qué pasaba por mi cabeza.

—Sabes, Win —dijo Bea después de un momento, su voz baja para que solo yo pudiera escucharla—, a veces es más fácil pretender que las cosas no nos afectan. Pero eso no significa que sea lo correcto.

—No estoy pretendiendo nada —respondí, mi voz más dura de lo que pretendía—. Solo hago mi trabajo.

Bea suspiró, un sonido suave que apenas se escuchó sobre el ruido de la cocina.

El viento que nos separó (BL) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora