Capítulo 9

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Capítulo 9

DAX


El aroma del café recién hecho flotaba en el aire. Mientras sostenía la taza entre mis manos, observaba cómo los primeros rayos de sol se colaban por la ventana del restaurante.

Era temprano, muy temprano, y el silencio que había en el local, me brindaba un momento de paz que sabía que no duraría mucho.

Tomé un sorbo de café, dejando que el líquido caliente me reconfortara.

No era solo las largas horas de trabajo o el esfuerzo físico de adaptarme nuevamente a la rutina del restaurante. No, lo que realmente hacía que todo fuera tan pesado era la presencia constante de Win. Él estaba en todas partes: en la cocina, detrás de la barra, en las miradas incómodas de los demás empleados cuando no sabían si debían decir algo o no.

Suspiré, apoyando la taza sobre la mesa y frotándome los ojos. Estaba agradecido de que Win aún no hubiera llegado.

—Buenos días, hermanito —la voz de Ben me sobresaltó, sacándome de mis pensamientos—. Veo que madrugaste hoy.

Me giré para verlo entrar, con su habitual sonrisa. A veces me preguntaba cómo lograba mantener esa actitud positiva todo el tiempo.

—Hey, Ben —respondí, esbozando una pequeña sonrisa—. Sí, no podía dormir más.

Ben se acercó, sirviéndose una taza de café antes de sentarse frente a mí. Me miró con esa expresión que conocía tan bien, la que decía que estaba a punto de tener una de nuestras "charlas".

—¿Cómo has estado llevando todo esto, Dax? —preguntó, su tono suave pero directo—. Ya sabes, el trabajo en el restaurante, las fotos... Win.

Suspiré nuevamente, jugando con la taza entre mis manos.

—Nada mal, supongo —respondí, intentando sonar más convencido de lo que realmente estaba—. El trabajo es... bueno, es trabajo. Me mantiene ocupado, que es lo que necesito ahora.

—¿Y las fotos? He visto algunas de las que has estado tomando. Son realmente buenas, ¿sabes?

Una pequeña sonrisa se dibujó en mis labios.

—Gracias —dije, sintiéndome genuinamente agradecido por el cumplido—. Han estado quedando bastante bien, creo. Es... reconfortante, de alguna manera. Me ayuda a ver las cosas desde otra perspectiva.

Ben asintió, dando un sorbo a su café antes de continuar.

—Me alegra oír eso. Sabes, estaba pensando... ¿has considerado volver al taller de arte?

La pregunta me tomó por sorpresa.

—No creo, Ben —respondí, negando con la cabeza. Vi la decepción cruzar por el rostro de mi hermano, pero rápidamente la ocultó con otra sonrisa.

—Entiendo. Pero, ¿qué hay de Sofía? —insistió—. Podrías al menos tratar de comunicarte con ella, ¿no? Hablar fuera del taller.

—Sofía es... —comencé, buscando las palabras adecuadas—. Es una chica muy alegre. Supongo que podría intentar hablar con ella en algún momento.

—Eso sería genial, Dax —Ben sonrió, claramente satisfecho con mi respuesta—. Creo que te haría bien. Quizás ella pueda ayudarte a volver a confiar y hacer amigos aquí en el pueblo.

Asentí, aunque no estaba del todo convencido.

—Tal vez —murmuré, más para complacer a Ben que porque realmente lo creyera.

El viento que nos separó (BL) [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora