𝐋𝐀 𝐓𝐔𝐌𝐁𝐀

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—Aquí tienes —dijo Gram con una sonrisa tranquila, entregándole a su nieta una taza de café. Bonnie la aceptó con manos temblorosas, todavía sacudida por lo ocurrido con Ben y Anna. Stefan había llegado justo a tiempo.

—¿Cómo supiste dónde estábamos? —preguntó Bonnie, mirando a su abuela con una mezcla de gratitud y asombro.

Gram la observó con ternura, aunque sus ojos mostraban el fuego de la magia en su interior.

—Muchas cosas alimentan el poder de una bruja —empezó a decir en un tono suave pero firme—. La preocupación... la ira... Cuando Stefan me dijo que te tenían, sentí mucho de ambas.

Artie, que observaba desde un rincón, sonrió. Sabía que Gram era más que una abuela; para Bonnie, era una madre y una protectora.

—Un hechizo de localización fue sencillo con todo eso —finalizó Gram, su voz volviendo a la calma, pero con una determinación peligrosa bajo la superficie.

—Lo siento, en serio... —susurró Bonnie, bajando la mirada.

Gram tomó su mano y la apretó con cariño.

—No tanto como ellos lo harán —dijo, y por un momento, la habitación pareció oscurecerse con la promesa de lo que estaba por venir.

La puerta se abrió de repente, y Elena y Stefan entraron rápidamente. Artemisa, sentada a un lado, se movió incómodamente en su lugar, sintiendo la creciente tensión en el aire.

—¿Y ahora qué hacemos? —preguntó Elena, su preocupación evidente mientras sus ojos buscaban respuestas en Stefan.

—Por ahora, quédense aquí —les indicó Stefan con firmeza.

—¿¿Prisioneras? ¿En mi propia casa? No lo creo —respondió Gram, su tono severo mientras miraba al vampiro con desconfianza.

Artemisa podía sentir lo incómodo que se había vuelto todo. No le gustaba la conversación ni la idea de quedarse encerrada. No lo malinterpreten, le encantaba la compañía de Gram, pero no soportaba la sensación de ser una intrusa en una situación que claramente no le gustaba.

—No puedo protegerlas si salen de aquí —contestó Stefan, intentando ser persuasivo.

—No te necesitamos para eso, Stefan —replicó Gram con frialdad.

—Debemos dejar que recupere a Katherine —intervino Elena, con una resolución que sorprendió a todos.

Artemisa, que había estado observando en silencio, decidió finalmente unirse a la conversación.

—Estamos hablando de Damon, pero no es solo de él... Anna también está involucrada, y no creo que quiera recuperar a Katherine —dijo, mirando a Stefan. Él la observó, notando algo diferente en sus ojos. La noche anterior, al mencionar la relación entre Katherine y Damon, ella había mostrado otra emoción. Pero ahora, parecía haberlo aceptado. Damon había hecho su elección, y Artemisa lo sabía; su hermana se lo había confirmado con sus palabras.

—Sí, pero Damon no va a parar hasta conseguirlo. Quizás si lo ayudamos, todo se detenga... —Elena intentó razonar.

—No —intervino Bonnie, dirigiéndose a Elena—. No está bien que lo obtenga.

—¿Qué otra alternativa hay? —Elena preguntó, mirando a Stefan en busca de respuestas. Él agachó la cabeza, incapaz de responder.

Gram rompió el silencio con una voz firme.

—Las brujas siempre hemos evitado involucrarnos en los problemas de vampiros... pero ahora no tenemos opción —murmuró, mirando a Bonnie, quien cerró los ojos en un gesto de lamento—. Abriré la tumba, sacarás a Katherine y destruiremos a los demás con fuego —declaró, dirigiéndose a Stefan—. Así todo terminará.

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⏰ Última actualización: Sep 19 ⏰

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𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓𝐀𝐑☆ ℒ𝒶𝓏𝑜𝓈 𝒹𝑒 𝒮𝒶𝓃𝑔𝓇𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora