𝐄𝐌𝐈𝐋𝐘 [1]

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— ¿Ya te vas? — le preguntó la abuela a Bonnie mientras se apoyaba en la puerta con sus brazos cruzados y veía como su nieta guardaba las cosas en su bolso.

— Él que me quedé aquí no le gusta a mi padre — le contestó sin sacar la vista del bolso.

— ¿Por qué te extraña o porqué no confía en mí? — preguntó curiosa, Bonnie la miró.— Él problema de tu papá es la falta de imaginación, cree que llenó tu cabeza con mis brujerías y trucos.

— Tiene razón — le dijo mientras sonreía.

— Claro que sí — le contestó a lo que ambas rieron.

— ¿Cómo está Artemisa? — preguntó la mujer, ella conocía a Artemisa desde que se hicieron amigas con Bonnie ella siempre les preparaba las galletitas favoritas de la pelirroja cuando se juntaban a estudiar.

— Ella está bien, de hecho iré a verla… me contó Elena que estaba deprimida así que iré a animarla un poco — le contestó mientras agarraba el collar que le había prestado Caroline, se lo pensaba devolver.

— Necesitas usar eso — le dijo acercándose y señalando el collar.

— Pero no es mío, es de Caroline.

— Claro que sí, era de tú ancestro y ahora es tuyo.

— También era tu ancestro, ¿Por qué no lo usas tú? — preguntó mientras le quería dar el collar.

— No me encontró, te encontró a tí, te protegió — Bonnie se dió vuelta y su abuela le levantó el cabello — Un talismán de bruja es muy poderoso a nadie se lo puedes devolver — la chica se lo puso.

— Ojalá fuera bonito — le dijo mirando a su abuela.

— Te traeré las galletas favoritas de Artie, se las debes dar… no te la comas por el camino porque sé que también son tus favoritas.

— Si, abuela… ¿Puedes poner unas para mí también? — preguntó mientras sonreía, su abuela asintió.






























[•••]

Artemisa se encontraba acostada con su tablet realizando un ensayo para literatura que debía entregar mañana.
Esperaba que quedará bien ya que no tenía ganas de nada y sí lo hacía mal sabía que su nota bajaría y eso por una parte le daba miedo pero por otra no.
Físicamente se encontraba haciendo el trabajó y mentalmente no dejaba de pensar en Damon:

¿A qué se debe eso?

Su tía le había contado que había un muchacho, que había ido todos los días a cierta hora de la noche a verla, y lo describió como el Salvatore, además de eso había comenzado a soñar de nuevo con el pero dejaron de ser sueños de terror como lo eran antes.

Había pasado un días y medio en el hospital, hoy por fin le habían dado el alta con la noticia de que los doctores estaban sorprendidos de que se haya curado tan rápido ya que los que habían ido con tal herida salían del hospital a los tres días.
Le habían dado tres medicamentos, todos para el dolor y hoy de mañana se había mareado y no se había levantado de la cama más. Ya eran las cinco de la tarde, aún seguía deprimida y sentía que todo era gracias al hospital.

Suspiró y dejo la tablet para acostarse y taparse hasta la cabeza, dispuesta a dormir por muchas horas más.

— ¿Despertaste? — preguntó Bonnie entrando, al ver que no era así  suspiró cansada de  ver a su amiga durmiendo, tan solo quería que vuelva la Artemisa de antes. La morena se acercó a la cama. — Ya, arriba — dijo destapandola

𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓𝐀𝐑☆ ℒ𝒶𝓏𝑜𝓈 𝒹𝑒 𝒮𝒶𝓃𝑔𝓇𝑒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora