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En cuanto So Hee salió del gimnasio, empezó a correr. Su mente estaba en blanco y su corazón latía como si estuviera a punto de estallar. No estaba preparado para hablar con Eun Seok. La verdad era que nunca había considerado la posibilidad de hablar con él, puesto que le parecía imposible. Ni siquiera se había atrevido a soñar con ello.

El resplandeciente y atlético Eun Seok era un senior de último año que no tenía ningún motivo para entablar conversación con un chico raro y aburrido que estaba en un curso inferior.


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So Hee se detuvo en la puerta de la escuela para recuperar el aliento. Cuando el oxígeno circuló por sus venas hasta llegar a su cerebro, se dio cuenta de que había actuado como un tonto.

―Qué vergüenza ―susurró para sí mismo, sentándose en los escalones de entrada.

La brisa de la tarde le ayudó a refrescarse un poco. No estaba acostumbrado a correr tan deprisa.

La puerta metálica del gimnasio se abrió suavemente, pero So Hee no se dio la vuelta para ver quién acababa de salir. Todavía no recuperaba el aliento por completo; definitivamente las carreras no eran lo suyo.

De pronto, escuchó que alguien se sentaba un par de escalones más arriba.

―¿Nuestro equipo te parece tan malo como para salir corriendo? ―preguntó Eun Seok, antes de zamparse un montón de palomitas.

So Hee cerró los ojos. "Esto parece una pesadilla", pensó.

―No ―respondió.

―Me alegro ―dijo Eun Seok―. No me hubiera gustado tener que darte una paliza.

So Hee sintió un escalofrío. La lucha cuerpo a cuerpo tampoco era lo suyo, así que la idea de enfrentarse a Eun Seok le pareció aterradora.

―¿Por qué saliste corriendo? ―inquirió Eun Seok.

―Bueno, yo...

―Espera ―dijo Eun Seok, interrumpiendo a So Hee―, ¿podrías mirarme?

―¿Cómo? ―preguntó So Hee, nervioso.

—No quiero hablar con tu espalda.

So Hee suspiró y volteó la cabeza para mirar a Eun Seok, quien lo observaba atentamente desde la altura. Era difícil mirarlo a los ojos por culpa de la luz del sol, la cual creaba un halo alrededor de su cabeza y oscurecía su rostro. Sin embargo, So Hee utilizó su mano a modo de visera para tratar de distinguir las elegantes facciones de Eun Seok. 

―¿Y bien? ¿Por qué saliste corriendo? ¿De repente se te ocurrió hacer cardio o algo así?

So Hee frunció el ceño.

―Es sólo que... ―empezó a decir, indeciso―, es que...

―Es que... ―repitió Eun Seok, esbozando una sonrisa malvada.

―Simplemente quería correr ―dijo finalmente So Hee.

"¿Acaso soy idiota?", se reprendió So Hee a sí mismo. Era la peor mentira que había dicho ―y escuchado― en su vida.

―¿En serio?

So Hee se encogió de hombros.

―Sí.

Eun Seok se rió.

―La próxima vez que quieras hacer algo así deberías avisarme ―comentó―. Me diste un buen susto. Pensé que habías visto un fantasma.

―Lo siento ―se disculpó So Hee, sonriendo por primera vez.

—Descuida.

Eun Seok se puso de pie y bajó los escalones. Cuando pasó junto a So Hee, le revolvió el pelo con la mano.

―Sonríe más ―le dijo―. Tu cara de pánico es bastante siniestra.

So Hee se mordió el labio para contener la risa.

―Lo siento ―murmuró nuevamente.

Desde el pie de la escalera, Eun Seok podía mirar a So Hee directamente a los ojos. So Hee no fue capaz de sostener la mirada de Eun Seok por mucho tiempo, lo cual hizo reír a este último.

―Me voy ―anunció Eun Seok―. Nos vemos en el próximo partido.

Antes de que So Hee pudiera decir algo, Eun Seok se dio la vuelta y se alejó caminando. 

𝐓𝐓𝐘𝐋♥ | 𝘙𝘐𝘐𝘡𝘌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora