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Eun Seok tardó más de lo habitual en guardar sus libros. Sabía que So Hee estaba detrás de la puerta abierta de su casillero. Lo había escuchado acercarse. Si miraba hacia abajo, incluso podía ver sus zapatillas gastadas.

A diferencia de Anton, Eun Seok no estaba enfadado, sino dolido. Ni siquiera quería mirar a So Hee, por lo que cerró la puerta deprisa y se marchó. Sin embargo, So Hee se interpuso en su camino.

―Hola... ―saludó So Hee. Su corazón latía tan fuerte que lo sentía en sus oídos. Temía hacer combustión espontánea allí mismo, pero necesitaba disculparse. Lo que Anton le había dicho fue suficiente para hacerle recapacitar sobre sus acciones. Había sido un idiota.

―Hola ―respondió Eun Seok, evitando la mirada ansiosa de So Hee―. Estoy un poco apurado, así que...

―¡Perdón! ―exclamó So Hee de sopetón, haciendo que Eun Seok se sobresaltara―. O sea..., has dicho que tenías prisa y yo estoy aquí, molestándote, pero... yo...

―Descuida.

―Quiero disculparme contigo ―dijo So Hee.

Eun Seok se mordió el labio y luego asintió con la cabeza.

―Te escucho.

―¿Cómo?

―¿Qué tienes que decirme? ¿O sólo querías decir "lo siento"?

So Hee se balanceaba sobre sus talones, como si estuviera en una presentación frente a toda la clase.

―Lamento haberte hecho perder el tiempo el sábado. Yo... podría haberte avisado que no...

―¿Vas a repetir lo mismo que escribiste en el mensaje? ―le preguntó Eun Seok, irritado.

Después de la discusión con Anton, So Hee le había enviado un escueto mensaje a Eun Seok para disculparse. Como no obtuvo respuesta, decidió hablar personalmente con él.

"Esto no está saliendo bien", pensó So Hee, y tenía razón.

―No sé qué más decir... ―murmuró So Hee.

―Podrías haber sido más claro conmigo ―dijo Eun Seok.

So Hee sintió una opresión en el pecho cuando se dio cuenta de un detalle importante.

Era la primera vez que Eun Seok no sonreía mientras hablaban.

Un nudo en la garganta le impidió tomar la palabra, lo cual Eun Seok interpretó como una señal de que podía continuar hablando.

―Pensé que habías dejado que tu amigo organizara la cita porque eras tímido, pero...

―¿Cita? ―So Hee alzó la mirada.

Eun Seok dejó de mirar hacia otro lado y sus ojos se encontraron con los de So Hee.

―Sí ―afirmó―. Bueno, cita, sesión de estudio..., da lo mismo.

―No es lo mismo para mí ―susurró So Hee.

―Sólo es una palabra.

Pero no era sólo una palabra para ninguno de los dos.

―No importa ―dijo Eun Seok bruscamente. La vergüenza lo estaba matando―. Olvidemos esto. Finge que no me conoces.

―No puedo ―dijo So Hee, pero Eun Seok lo ignoró.

―No volveré a acercarme. De haber sabido que mi presencia era tan desagradable para ti, nunca me hubiera cruzado en tu camino.

So Hee deseaba regresar a la época en que observaba tranquilamente a Eun Seok desde lejos. Estaba tan cerca de conseguirlo..., lo único que tenía que hacer era dejar que Eun Seok se fuera creyendo que él lo detestaba.

―No fui a la cita porque me siento mal cuando estoy cerca de ti ―confesó So Hee.

Una nueva determinación había nacido en So Hee. No podía permitir que Eun Seok tuviera una idea equivocada sobre lo que sentía.

Eun Seok se sintió triste porque malinterpretó lo que So Hee había dicho.

―Ya lo sé. No necesitas explicármelo.

―No me refiero a ese tipo de "mal" ―aclaró So Hee―. No siento... rechazo.

Eun Seok frunció el ceño. No estaba comprendiendo.

―¿Entonces?

So Hee suspiró profundamente.

―Cuando... estamos cerca..., y me miras... ―empezó a decir So Hee, escogiendo cuidadosamente sus palabras―, bueno..., así como me estás mirando ahora..., yo... me siento...

So Hee se llevó la mano al corazón.

―Mi pulso se acelera ―susurró―. Mi... mi corazón... late con tanta fuerza que duele. Y luego... mi mente se nubla.

Eun Seok asintió con la cabeza. La confesión de So Hee no dejaba lugar a dudas, pero, si no quería que el chico huyera, debía escoger sus palabras con cuidado.

―¿Cómo puedes cantar frente a toda la escuela siendo tan tímido? ―le preguntó, fallando por completo en su objetivo.

So Hee se sorprendió, pero no alzó la vista del suelo.

―¿Sabes que estoy en el coro?

Eun Seok se encogió de hombros.

―Sí.

So Hee se rascó la mejilla, inquieto.

―La verdad es que no lo sé ―musitó, intentando responder la pregunta―. Cantar es diferente. Cuando canto... es como si dejara de ser yo.

Eun Seok extendió la mano y tocó la mejilla de So Hee para que este lo mirara de nuevo.

―¿Acaso no te gusta ser tú?

So Hee esbozó una sonrisa resignada. La conversación se había vuelto profunda repentinamente.

―Mírame. Soy un desastre. ¿Te gustaría ser como yo?

Eun Seok no tuvo que pensar demasiado para responder.

―Tendría que conocerte mejor para responder esa pregunta..., pero, de momento, no veo nada mal en ti.

―Acabas de decir que soy tímido.

―¿Y qué?

De pronto, un grupo de chicas salieron de uno de los salones y pasaron caminando junto a ellos. Al verlas, So Hee se alejó instintivamente de Eun Seok, como si hubieran estado haciendo algo indebido, lo cual hizo sentir peor a Eun Seok.

―Lo siento, pero..., como dije antes..., tengo prisa ―dijo, despidiéndose con la mano.

Antes de que So Hee tuviera la oportunidad de decir "adiós", Eun Seok le dio la espalda y se fue.

𝐓𝐓𝐘𝐋♥ | 𝘙𝘐𝘐𝘡𝘌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora