Capítulo 3: La Mudanza y Nuevas Compañeras

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La llegada a Londres fue un torbellino de emociones. Todavía no podía creer que estaba aquí, a punto de comenzar una nueva etapa de mi vida. Mi maleta apenas cabía en el pequeño taxi que me llevaba al que sería mi hogar por los próximos cuatro años. No sabía exactamente qué esperar, pero la emoción de lo desconocido me mantenía alerta. Había escuchado tanto sobre la vida universitaria en Oxford, y aunque me sentía nerviosa, también estaba lista para enfrentar lo que viniera.

El edificio donde me hospedaría estaba a unos veinte minutos caminando del campus. Era una construcción antigua, con ladrillos oscuros y ventanas pequeñas. Al entrar, el olor a madera vieja y a libros apilados me recordó que estaba en uno de los lugares más históricos del mundo académico. Subí las escaleras, cargando mi maleta a duras penas, hasta llegar a la puerta de lo que sería mi piso compartido.

Giré la llave, sintiendo un nudo en el estómago. Al abrir la puerta, fui recibida por el ruido de voces y risas que provenían del interior. Dos chicas estaban sentadas en la pequeña sala común, rodeadas de cajas y decoraciones a medio colgar. Al verme, ambas se levantaron con una sonrisa.

-¡Hola! Debes ser Sarah -dijo una de ellas, una chica de cabello rizado y ojos brillantes-. Soy Emily, y ella es Chloe.

Chloe, que estaba sentada en el suelo organizando algunos libros, levantó la mano para saludar. Tenía el cabello corto y oscuro, y llevaba una camiseta con el logo de alguna banda de rock que no reconocí.

-¡Finalmente llegas! -dijo Chloe, sonriendo mientras se levantaba-. Esperábamos que no te hubieras perdido por ahí.

-Bueno, casi me ahogo con todas mis maletas -respondí, riendo nerviosamente mientras trataba de relajarme.

Emily se ofreció a mostrarme la habitación que me habían asignado. Era pequeña pero acogedora, con una cama individual, un escritorio y una ventana que daba al patio trasero. Mientras me ayudaba a colocar mi maleta en la esquina, me explicó cómo funcionaban las cosas en el piso.

-Vas a amarlo aquí -dijo Emily mientras me guiaba por el pequeño departamento-. Nosotras llevamos aquí desde el primer año, así que si necesitas algo, solo pregúntanos. Compartimos la cocina y el baño, y hacemos turnos para la limpieza.

Chloe asomó la cabeza desde el pasillo. -Oh, y siempre cocinamos juntas los fines de semana, es tradición. Aunque no prometemos que la comida sea excelente -bromeó.

Me reí, sintiendo cómo la ansiedad inicial comenzaba a disiparse. Ambas chicas parecían amables y dispuestas a hacerme sentir parte de su pequeño mundo. Era un alivio saber que no estaría completamente sola en este nuevo capítulo.

Después de instalarme, nos reunimos en la sala para pedir algo de comer y hablar sobre nuestras expectativas para el año. Emily me contó que estudiaba Historia del Arte y que pasaba sus fines de semana en museos o en exposiciones locales. Chloe, por otro lado, estaba en Ciencias Políticas y se describía a sí misma como "la persona más caótica que conocerás", pero en el fondo, era evidente que tenía todo bajo control.

-Este año va a ser una locura -dijo Chloe mientras tomaba un sorbo de su café-. Oxford es exigente, pero las amistades que hagas aquí te van a ayudar a mantenerte a flote.

Asentí, sintiendo un nudo en la garganta de nuevo. Sabía que la carga académica sería intensa, pero también estaba emocionada por las nuevas oportunidades. Londres, y Oxford, representaban una nueva vida, un nuevo comienzo.

A medida que la noche avanzaba y la conversación se volvía más ligera, me di cuenta de que, aunque estaba lejos de casa, ya no me sentía tan sola. Emily y Chloe parecían dispuestas a ser más que simples compañeras de piso; poco a poco, comenzaban a sentirse como amigas.

Luke y SarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora