Capítulo 7: El Primer Día de Luke

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El primer día de clases en Oxford para Luke Harrison había comenzado de una manera inesperada. A diferencia de muchos de sus compañeros que llegaron puntuales y preparados, Luke llegó tarde a su primera clase. Este no era un comportamiento común en él; de hecho, en su vida anterior, la puntualidad y la perfección siempre habían sido fundamentales. Entonces, ¿qué había causado su retraso en este día crucial?

La noche anterior a su primer día de clases, Luke había estado ocupado en una reunión de la familia Harrison. Era una tradición familiar hacer una cena formal en la víspera del comienzo del nuevo semestre, un evento que servía para alinear las expectativas y discutir los planes futuros. Aunque Luke trató de concentrarse en la reunión, su mente no podía evitar vagar hacia lo que le esperaba al día siguiente: el inicio de su curso en la Facultad de Filosofía y Ciencias Políticas.

A lo largo de la reunión, el ambiente en la casa de los Harrison era una mezcla de opulencia y tensión. El salón estaba decorado con una elegancia clásica, con candelabros brillando suavemente y una larga mesa cubierta con un mantel de seda. La conversación giraba en torno a los recientes logros de la familia y a las futuras inversiones. A pesar de su entusiasmo por sus estudios, Luke sintió la presión de mantener una imagen de éxito y compromiso con la tradición familiar.

Durante la cena, su padre, Jonathan Harrison, le lanzó una mirada crítica mientras conversaba con otros miembros de la familia. Jonathan había sido claro en sus expectativas: Luke debía sobresalir en la universidad, no solo para mantener el prestigio familiar, sino también para demostrar que la tradición de los Harrison en Oxford seguía viva y fuerte.

-No olvides, Luke, que estarás representando a toda la familia -dijo Jonathan con una seriedad que hizo que la tensión en la sala aumentara-. Las expectativas son altas, y todos aquí confiamos en que estarás a la altura.

Luke asintió con una sonrisa forzada, mientras el peso de las palabras de su padre lo acompañaba a lo largo de la noche. A medida que la velada avanzaba, Luke trató de mantenerse concentrado en la conversación, pero su mente no dejaba de pensar en los nervios y la emoción que sentía por el primer día de clases. La cena se alargó más de lo previsto, y la conversación se convirtió en una serie de recordatorios y consejos sobre cómo manejar la vida en Oxford.

Finalmente, cuando la reunión terminó, Luke se retiró a su habitación, agotado pero con la determinación de prepararse adecuadamente para su primer día. Sin embargo, al prepararse para dormir, se dio cuenta de que no había revisado todos los materiales que necesitaba para su primera clase, lo que resultó en una noche de estudio apresurado.

A la mañana siguiente, el despertador de Luke sonó tarde. Había estado tan cansado después de la reunión que no escuchó la alarma, y cuando despertó, se dio cuenta de que había perdido una cantidad considerable de tiempo. Se levantó de un salto, se vistió rápidamente con una camisa blanca y pantalones oscuros, y salió corriendo hacia el campus. Su mente estaba en caos, intentando recordar todo lo que debía llevar consigo, desde el cuaderno hasta los libros de texto.

A pesar del apuro, Luke tenía una visión clara de su futuro académico. Había elegido estudiar Filosofía y Ciencias Políticas, un campo que lo apasionaba profundamente. La decisión no fue solo por seguir el legado familiar en términos de prestigio, sino por un interés genuino en comprender las complejidades de la sociedad y la política. La filosofía le proporcionaba una base sólida para analizar y cuestionar el mundo que lo rodeaba, mientras que las ciencias políticas le ofrecían herramientas prácticas para influir en el cambio.

La primera clase de Luke era "Introducción a la Filosofía Política", un curso que prometía ser una inmersión profunda en las ideas y teorías que habían dado forma a las estructuras políticas a lo largo de la historia. Mientras se dirigía hacia el aula, su mente repasaba las lecturas recomendadas y los temas que esperaban ser discutidos. Sabía que la materia no solo sería desafiante, sino que también sería una oportunidad para mostrar su capacidad intelectual.

Cuando finalmente llegó al aula, el profesor ya había comenzado la clase. Luke se deslizó en la sala, intentando pasar desapercibido mientras buscaba un asiento vacío en la parte trasera. La mirada de algunos compañeros se posó brevemente sobre él, notando su entrada tardía. Luke se acomodó rápidamente, tratando de seguir el ritmo de la discusión que ya estaba en curso.

El aula estaba llena de estudiantes, todos atentos al profesor que hablaba con fervor sobre los conceptos fundamentales de la filosofía política. El tema del día era la teoría del contrato social, un concepto esencial para entender cómo las sociedades organizan el poder y el deber. Luke sacó su cuaderno y comenzó a tomar notas, intentando recuperar el tiempo perdido.

El profesor, un hombre de mediana edad con una barba bien cuidada y una expresión de intensa concentración, hablaba sobre los escritos de Rousseau y Hobbes, desentrañando sus teorías sobre la naturaleza del contrato entre gobernantes y gobernados. Luke escuchaba con atención, absorbiendo cada detalle mientras se esforzaba por integrarse en la conversación.

A pesar de su llegada tardía, Luke estaba determinado a aprovechar al máximo la clase. La discusión se volvió cada vez más animada, con los estudiantes participando activamente y planteando preguntas incisivas. Luke se sintió motivado por la energía intelectual que lo rodeaba, y aunque su llegada tardía le había causado cierta incomodidad, la oportunidad de involucrarse en un debate académico valía la pena.

Durante la clase, Luke observó a sus compañeros de aula. Algunos eran tan apasionados por la filosofía política como él, mientras que otros parecían estar allí simplemente para cumplir con un requisito académico. Sin embargo, Luke se sintió inspirado por la variedad de perspectivas y la profundidad del análisis que se estaba llevando a cabo. Era un recordatorio de por qué había elegido este camino: para explorar y entender los temas que formaban la base de la sociedad.

Finalmente, cuando la clase llegó a su fin, Luke se sintió aliviado y satisfecho. Había logrado integrarse a pesar de su retraso y había comenzado a construir una base sólida para su futuro académico. Mientras salía del aula, se encontró con un grupo de compañeros que se dirigían hacia la cafetería, y aunque no se unió a ellos de inmediato, sintió que había dado un primer paso importante hacia la construcción de su nueva vida en Oxford.

El primer día había sido un desafío, pero también una oportunidad para demostrar su determinación y pasión por el estudio. Luke sabía que el camino por delante sería exigente, pero estaba listo para enfrentarlo con la misma intensidad y dedicación que le había enseñado Nana, y con la voluntad de forjar su propio camino, más allá de las expectativas y tradiciones familiares.

Luke y SarahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora