En un mundo alternativo, Galadriel, la Dama de Lothlórien, y Thranduil, el Rey de Mirkwood, viven en reinos separados, sin conocerse. Sin embargo, su destino está entrelazado por una serie de eventos que los llevarán a encontrarse y descubrir un amo...
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══════════════════════════ Capítulo 8: La visión del pasado. ══════════════════════════
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En el corazón de Mirkwood, Saruman se movía con sigilo, extendiendo su influencia sobre los elfos de la región. En un claro oscuro, rodeado de árboles retorcidos, Saruman se reunía con un grupo de elfos seleccionados. Eran los más débiles, los más vulnerables a la corrupción. —La magia de la manipulación —dijo Saruman, su voz baja y hipnótica— es el arte de controlar las mentes y los corazones de los demás.
Los elfos lo miraban con una mezcla de fascinación y miedo. —¿Cómo podemos aprender esto? —preguntó uno de ellos.
Saruman sonrió. —A través de la oscuridad —dijo—. Dejen que la oscuridad los consuma, y podrán controlar a los demás.
Los elfos se miraron entre sí, y luego volvieron a mirar a Saruman. Uno a uno, comenzaron a aceptar su oferta, permitiendo que la oscuridad se apoderara de ellos.
Thranduil, observando desde las sombras, sonrió. Su reino estaba cada vez más bajo el control de Saruman, y pronto sería el dueño absoluto de Mirkwood.
La oscuridad se extendía, y la luz parecía estar desapareciendo. De repente una elfa anciana, con su cabello plateado y su rostro lleno de arrugas, se acercó a Thranduil con paso tembloroso. Su mirada era suplicante, y su voz apenas audible. —Mi señor Thranduil, por favor... —dijo— Necesito hablar con usted.
Thranduil, sentado en su trono, la miró con desinterés. Su rostro estaba oscurecido por la sombra. —¿Qué quieres, anciana? —preguntó, su voz fría y distante.
La elfa anciana se arrodilló, su cuerpo temblando. —Mi señor, recuerdo cuando conocí a la Dama Galadriel —dijo—. Ella era como una estrella en la oscuridad. Su luz y su sabiduría me llenaron de esperanza.
Thranduil se inclinó hacia adelante, su mirada intensa. —¿Qué tiene que ver Galadriel con esto? —preguntó.
La elfa anciana se atrevió a mirarlo a los ojos. —Mi señor, usted no es el mismo —dijo—. La oscuridad lo ha consumido. Pero aún hay luz en su interior. Puedo sentirlo.
