En un mundo alternativo, Galadriel, la Dama de Lothlórien, y Thranduil, el Rey de Mirkwood, viven en reinos separados, sin conocerse. Sin embargo, su destino está entrelazado por una serie de eventos que los llevarán a encontrarse y descubrir un amo...
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De repente, Thranduil abrió los ojos, recordando la realidad de su situación. La sombra aún estaba allí, esperando para atacar. La separó lentamente, su mirada intensa y preocupada. Galadriel parecía estar en un estado de trance, su rostro aún reflejando la pasión que había sentido momentos antes.
—Galadriel—, dijo Thranduil, su voz suave pero firme. —No estás en tu eje. La sombra te está influenciando.
Galadriel parpadeó, como si estuviera saliendo de un sueño. Su mirada se despejó lentamente, y ella se dio cuenta de lo que había pasado. —¿Qué... qué pasó?—, preguntó, su voz confundida.
Thranduil la miró con preocupación. —La sombra te hizo perder el control. Te hizo creer que sentías algo que no es real...
Galadriel se sonrojó, sintiendo vergüenza y confusión. —Lo siento... No sé qué me pasó.
Thranduil la tomó de la mano, su contacto calmante. —No tienes que disculparte, la sombra es poderosa y debemos ser cuidadosos. No podemos dejar que nos domine.
Galadriel asintió, aún sintiendo la influencia de la sombra en su mente. —Tienes razón. Debemos seguir adelante y encontrar el árbol.
Galadriel y Thranduil llegaron al lago después de caminar varios minutos, y ella sintió un escalofrío recorrer su espalda al reconocer el lugar que había visto en sus sueños. Pero su alegría se convirtió en tristeza al ver el estado del árbol. El árbol que una vez había sido tan majestuoso y lleno de vida ahora estaba marchito y muerto. Sus ramas estaban secas y quebradas, y su tronco estaba cubierto de hiedra y musgo.
Galadriel se acercó al árbol, su mirada llena de tristeza y desesperanza. Thranduil la siguió, su rostro reflejando su preocupación. —No... —susurró Galadriel, su voz llena de dolor—. No puede ser...
Thranduil la rodeó con su brazo, ofreciéndole consuelo. —Lo siento, Galadriel. La oscuridad ha llegado demasiado lejos.
Galadriel se volvió hacia él, su mirada llena de lágrimas. —¿Qué hemos hecho? —preguntó—. ¿Cómo hemos permitido que esto suceda?
