La universidad me parecía más aburrida que nunca ese día. Las clases se arrastraban, los profesores hablaban en un tono monótono, y mis compañeros de clase parecían más interesados en sus teléfonos que en la lección. Yo, por mi parte, no podía concentrarme en nada. Mi mente estaba en otro lugar, en una isla lejana, en un hombre valiente y fría y a la vez super profunda...
Al salir de la última clase, mi teléfono vibró en mi bolsillo. Era un mensaje de mi madre:
Cariño, vuelve a casa temprano. Tenemos una sorpresa para ti.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro. ¿Una sorpresa? ¿Qué podría ser? ¿Un auto? ¿Un viaje con mis amigas? ¿O tal vez...?
No, no podía ser. Leon había cumplido su misión, me había salvado, y ahora seguramente estaría en otro lugar, enfrentando nuevos peligros, salvando a otras personas. La idea me llenó de una tristeza inexplicable. Por Dios, ya te estas poniendo toxica Ashley, para.
Llegué a casa y entré corriendo, ansiosa por descubrir la sorpresa. Pero me detuve en seco al ver a un hombre de pie en el vestíbulo, de espaldas a mí. Llevaba un traje oscuro y tenía el pelo corto y bien prolijo. Su postura era firme, su presencia imponente. Y esos músculos, por favor como los extrañaba. OK PARA YA
—Leon —susurré su nombre, sin poder creer lo que veían mis ojos.
Él se dio la vuelta y me miró. Su expresión era seria, profesional, pero sus ojos brillaban con una intensidad que me hizo temblar.
—Señorita Graham —dijo, inclinando levemente la cabeza—. Es un placer volver a verla.
—Leon, ¿qué haces aquí? —pregunté, sin poder ocultar mi sorpresa y mi alegría.
—Soy el nuevo jefe de seguridad de la Casa Blanca —respondió él, con su habitual tono tranquilo—. El presidente me ofreció el puesto, y yo acepté.
Me quedé mirándolo, sin palabras. ¿Leon, EL Leon, iba a estar aquí, conmigo, todos los días? Era demasiado bueno para ser verdad.
—Ashley, cariño —dijo mi madre, saliendo del salón—. ¡Qué bueno que llegaste! Tenemos una sorpresa para ti.
—Ya la vi, mamá —dije, sin poder apartar la mirada de Leon.
Mi madre se acercó a nosotros y le sonrió a Leon.
—Agente Kennedy, es un placer tenerlo de vuelta —dijo—. Ashley nos ha hablado mucho de usted.
—Todo son buenas palabras, espero —respondió Leon, con una pequeña sonrisa y algo... ¿coqueta? Ya empezaron los delirios, grandioso.
—Por supuesto —dijo mi madre, guiñándome un ojo—. Ahora, si me disculpan, tengo que atender unos asuntos. Ashley, ¿por qué no le enseñas a Leon la casa?
Asentí, emocionada. Leon y yo solos, recorriendo los pasillos de la Casa Blanca. Era como un sueño hecho realidad.
—Por aquí —dije, guiándolo y llevándolo hacia el ala este—. Te voy a enseñar mi lugar favorito.
Mientras caminábamos, le conté sobre mi vida en la universidad, sobre mis amigos, básicamente un poco de todo. Él escuchaba con atención, asintiendo de vez en cuando y haciéndome preguntas.
Llegamos a la biblioteca, mi refugio favorito en la casa. Era una habitación grande y luminosa, con estanterías llenas de libros hasta el techo y cómodos sillones de cuero.
—Aquí es donde vengo a estudiar y a leer —dije, señalando mi sillón favorito junto a la ventana—. Es mi lugar favorito en toda la casa.
—Es un lugar hermoso —dijo Leon, mirando a su alrededor—. Se nota que te gusta leer.
—Sí, me encanta —respondí, sonriendo—. ¿Y a ti?
—También me gusta —dijo él—. Aunque no tengo mucho tiempo para hacerlo.
Nos sentamos en los sillones, uno frente al otro. El silencio se instaló entre nosotros, pero no era un silencio incómodo, parecido al que tuvimos en la terraza del hotel aquella vez. Era un silencio lleno de posibilidades, de emociones contenidas. Esta era mi oportunidad.
—Leon —dije, finalmente, reuniendo el valor para hablar—. Yo... quería decirte que...
Pero él me interrumpió, levantándose de su sillón.
—Ashley, será mejor que vaya a ver al presidente —dijo, con un tono de voz que no admitía réplica—. Tengo que ponerme al día con los protocolos de seguridad.
Asentí, decepcionada. Otra vez, la oportunidad de decirle lo que sentía se me escapaba de las manos.
—Claro —dije, intentando ocultar mi tristeza—. Nos vemos luego.
Él asintió y salió de la biblioteca, dejándome sola con mis pensamientos y mis sentimientos confusos. ¿Por qué era tan difícil decirle lo que sentía? ¿Acaso de verdad solo me ve como parte de sus misiones y ahora trabajos? ¿Va a ser así todo el tiempo?
Suspiré y me dejé caer en el sillón, mirando por la ventana. El sol se estaba poniendo, tiñendo el cielo de naranja y rosa. Era una vista hermosa, pero no podía disfrutarla. Mi corazón estaba en otro lugar, con un hombre que otra vez iba a estar pendiente de mi seguridad, pero que a pesar de estar tan cerca, parecía estar a un mundo de distancia.
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Un Nuevo Comienzo - Leon x Ashley (RE4)
RomanceLa historia después de los acontecimientos de Resident Evil 4