La Casa Blanca se transformó esa noche. Las luces brillaban, la música llenaba los salones y los invitados, vestidos con sus mejores galas, reían y conversaban animadamente. Era el cumpleaños de la madre de Ashley, y el presidente había organizado una fiesta en su honor.
Yo, por supuesto, estaba de servicio. Vestido con mi traje negro y con la oreja pegada al comunicador, me movía entre los invitados, atento a cualquier posible amenaza. Pero mi atención se desviaba constantemente hacia una sola persona: Ashley. ¿Qué poco me duro el profesionalismo no?
Llevaba un vestido azul que resaltaba sus ojos y su figura esbelta. Su sonrisa era radiante, su risa contagiosa. Era el centro de atención, y no era de extrañar. Ashley era hermosa, inteligente y encantadora. Y yo, desde mi rincón de observador silencioso, no podía evitar sentir una punzada en el pecho cada vez que alguien se acercaba demasiado a ella.
Y entonces lo vi. Un tío bastante atractivo para mi pesar..., con traje impecable y una sonrisa arrogante, se acercó a Ashley y comenzó a hablarle al oído. Ella reía, coqueteando con él, y yo sentí una oleada de celos que me sorprendió por su intensidad.
¿Quién era ese tipo? ¿Qué quería de ella? ¿Por qué Ashley le prestaba tanta atención?
Intenté concentrarme en mi trabajo, pero era imposible. Mis ojos seguían a Ashley y a su acompañante, mi mente imaginaba las peores situaciones. ¿Y si ese tipo intentaba algo? ¿Y si Ashley no se daba cuenta? ¿Y si...?
No podía soportarlo más. Necesitaba acercarme, asegurarme de que ella estuviera bien. Pero, ¿con qué excusa? No podía simplemente interrumpir su conversación y decirle al tipo que se alejara. Eso sería poco profesional, y, además, ¿qué derecho tenía yo?
Justo cuando estaba a punto de ceder a mis impulsos, el presidente se acercó a mí.
—Agente Kennedy —dijo, con una sonrisa—, ¿podría acompañarme un momento? Necesito hablar con usted en privado.
Asentí, aliviado por la interrupción, aunque también un poco nervioso. ¿Qué querría el presidente? ¿Tendría que ver con Ashley?
Lo seguí hasta su despacho, donde me ofreció un asiento y me sirvió un vaso de whisky.
—Agente Kennedy, quería agradecerle personalmente por todo lo que ha hecho por mi familia —dijo, con sinceridad—. Ashley está muy contenta de tenerlo aquí.
—Es mi trabajo, señor presidente —respondí, aunque la verdad era que verla feliz era mi mayor recompensa. Aww que romántico te has vuelto Leon.
—Sé que es su trabajo —dijo él, con una sonrisa—, pero también sé que va más allá del deber. Ashley me ha contado cómo la cuidó, cómo la protegió, cómo le dio fuerzas para seguir adelante en los momentos más difíciles.
Sentí que mis mejillas se sonrojaban. Por dios, parezco un adolescente.
—Hice lo que cualquier agente habría hecho —dije, intentando restarle importancia.
—No, no lo habrían hecho —dijo él, negando con la cabeza—. Usted es especial, agente Kennedy. Y se lo agradezco de corazón.
Me quedé en silencio, sin saber qué decir. El presidente se levantó y se acercó a la ventana, mirando hacia el jardín, donde Ashley seguía charlando animadamente con ese tipo.
—Ashley es una chica maravillosa —dijo, con una voz llena de orgullo y cariño—. Pero también es muy vulnerable. Ha pasado por mucho en su vida, y necesito saber que está en buenas manos.
—Puede estar seguro, señor Graham —dije, con firmeza—. Protegeré a su hija y a su familia cueste lo que cueste.
Él se volvió hacia mí y me miró a los ojos.
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Un Nuevo Comienzo - Leon x Ashley (RE4)
RomanceLa historia después de los acontecimientos de Resident Evil 4