Sentada en el bosque, con tus piernas abrazadas, tu mente estaba inundada de pensamientos acerca de tu nueva vida en el área. Estabas triste, sin recuerdos y encerrada entre paredes.
El crujido de hojas secas llamó tu atención, lo cual te hizo levantar la cabeza y girar hacia el sonido. Frente a ti, se encontraba Chuck, con su sonrisa suave y amable.
— Hola —dijo tímidamente— Los chicos me mandaron a ver cómo estabas.
— Estoy procesando todo esto —contestaste, con tu mentón apoyado en tus rodillas.
Chuck se acercó y se sentó a tu lado, estirando sus piernas junto a las tuyas. Su rostro mostraba una expresión comprensiva mientras escuchaba tus palabras.
A lo lejos se oyó a los demás chicos festejar tu llegada al área.
— Oye, hay algo que llegó en la caja y es para ti —comentó Chuck, sacando algo de su bolsillo
— ¿Qué es? —preguntaste con el ceño ligeramente fruncido, mostrando tu curiosidad.
Chuck sacó un papel doblado en cuatro partes, atado con un fino listón rojo. Te lo entregó.
— Se lo quite a Gally cuando quiso leerlo —sonreíste ligeramente, tomando el papel con tu mano, notando cómo algo se encontraba en el interior de éste.
— Yo ya me tengo que ir —anunció—, pero ven a celebrar con nosotros cuando te sientas mejor, ¿sí? —asentiste, mostrando una suave sonrisa amable.
Cuando Chuck ya no se encontraba en tu campo de visión, sostuviste el papel con ambas manos y, al desatar el nudo del listón, una pequeña flor cayó . Sonreíste con una mezcla de sorpresa y curiosidad, manteniendo con cuidado la flor mientras leías lo que estaba escrito en la carta.
Esta carta es un recordatorio que debo volver a comenzar a regalarte flores amarillas cada mes de septiembre, porque sé cuánto te gusta. Te amo.
PD: No tengas miedo nos veremos muy pronto.
Thomas
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El detalle es lo que cuenta.
Espero que este día les regalen flores amarillas a tod@s ustedes.
