⩺ Tras pasar años siendo educado en casa, apenas saliendo algunas veces de aquel lugar, Juan Diego Aquino por fin puede ir a una escuela normal y socializar, o eso es lo que esperaba, no estaba en sus planes el olvidar como hacerlo... Por lo que ten...
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—Joven Aquino, ¿Es necesario todo esto?
—¡Por supuesto, Lucía!
—Pero... ¿Para qué? Si me permite preguntar.
—Pasado mañana es el cumpleaños de Duxo.
Diego y la mucama se encontraban en el supermercado.
El castaño le había dicho a la señora que necesitaba específicamente ir a las zonas de libros, peluches, tecnología...
La mucama no había entendido nada de por qué el oji miel necesitaba tan de repente comprar tantas cosas, pero ahora entendía todo.
—¿Piensa regalarle todo esto al señorito Duxo, joven Diego?
—¡Ajá!
El castaño vio como Lucía sonreía y asentía ante sus palabras, caminando junto a él para ir hacia la siguiente zona.
—Supongo que él realmente es especial para usted entonces.
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20 de Octubre.
Cumpleaños de Duxo.
Por fin había llegado el día que Diego esperaba desde hace una semana.
Su plan inicial había sido quedarse despierto hasta las 12 A.M. para ser el primero en desearle feliz cumpleaños al azabache, pero ese plan se fue al caño cuando la alarma del castaño para ir a la escuela sonó a las 6 de la mañana, haciéndolo despertar y darse cuenta de que se había quedado dormido antes de lograr su objetivo.
¿Por qué no se le había ocurrido poner una alarma para las 12?
Diego quiso golpearse mentalmente.
Ahora se encontraba en el auto de camino al colegio, colocándose su típica máscara en el rostro mientras miraba por la ventana.
—Hoy dijo que irán más personas que sólo el joven Duxo y usted, ¿Verdad? —Diego escuchó que Lucía le preguntaba tras frenar frente a la Institución, lo que significaba que era momento para el de bajar.