7- Publicista

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Las tres chicas seguían sentadas en el sillón cuando escucharon un ruido proveniente del jardín.

—¿Qué fue eso? —preguntó Lena, levantando una ceja.

—Me olvidé decirte que Alex está en el jardín preparando la parrillada, pero creo que necesita ayuda —respondió Kara.

—Ok, iré a ayudarla —dijo Lena, levantándose.

Pero Kara rápidamente la detuvo, tirando suavemente de su pantalón negro.

—De ninguna manera, quiero comer algo que sea comestible esta vez.

—Solo voy a ayudar —insistió Lena.

—La última vez que ustedes dos se juntaron, terminé con un hoyo en el patio y un cerdo al carbón.

—Esa fue idea de Alex —se defendió Lena—. Vio un video donde decían que la comida sabía mejor si se cocinaba en un pozo de tierra.

—Sí, pero en el video usaban un lugar especial para asar el cerdo. Ustedes, par de genios, lo envolvieron en aluminio y lo dejaron tres horas bajo tierra.

—Está bien, me quedo aquí. Ve tú a ayudar a Alex —cedió Lena, volviendo a sentarse.

Kara se levantó y caminó hacia la puerta de vidrio que daba al jardín.

—Bienvenida al club de las que se les quema hasta el agua —bromeó Nia, provocando una mirada fulminante de Lena.

—Bueno, creo que deberíamos cambiar de tema —dijo Nia—. Hasta ahora, la mayor parte de la historia me la ha contado Kara. Me gustaría saber cómo fue para ti lidiar con una publicista.

Lena suspiró antes de responder.

—Sabía que Lillian estaba cansada de mis "espectáculos". No me había dicho que había contratado a una nueva publicista, así que pensé que finalmente se había dado por vencida. Cada publicista que me enviaba solo duraba un mes. Por eso, no me esperaba encontrar a Kara en mi camerino.

—"Soy la solución a tus problemas, Lena Luthor"

—"Ok, justo tengo un problema y eres tú, así que cierra la puerta" —continuó Lena, sonriendo al recordar la escena.

Kara cerró la puerta, pero permaneció dentro del camerino, cruzando los brazos y mirando a Lena, quien aún tenía a la groupie sentada en sus piernas.

—Me envió tu madre. Soy tu nueva publicista, así que será mejor que despidas a tu amiguita y subamos al bus que nos está esperando —dijo Kara con autoridad.

—Aún no es mi cumpleaños y ya mi madre me ha enviado una Barbie —respondió Lena, echando una mirada burlona al traje rosa de Kara. Odiaba los colores pasteles, pero ella se veía como una muñeca de carne y hueso. Y no le molestaría "jugar" un poco con ella, tal vez quitarle la ropa...

—Solo porque es tu primer día seré buena contigo —continuó Lena—. A ver, preciosa, bájate de mis piernas.

La chica le dio un beso corto, se arregló la blusa y bajó de Lena.

—Fue un placer estar contigo Marcela . No me llames, yo te llamo —dijo Lena con despreocupación.

—Me llamo Pamela —respondió la chica, molesta.

—Bueno, es casi lo mismo —soltó Lena con indiferencia.

La chica bufó y salió del camerino.

—¿Vas a seguir ahí parada, muñeca? ¿Por qué no vienes y te sientas conmigo? —dijo Lena, con un tono seductor.

Kara ya había perdido la paciencia.

—No, gracias. Mejor levántate. Tenemos que irnos ya —dijo Kara, firme.

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