4- Propuesta o condena

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**Kara**

Su celular sonaba por alguna parte de la habitación mientras Kara dormía plácidamente en su cama. La noche anterior no había podido dormir bien, la ansiedad de tener una reunión con la imponente Lillian Luthor la hacía dudar de sí misma. Su cerebro no ayudaba, creando escenarios ficticios donde arruinaba la reunión: tal vez no soportaba los nervios y vomitaba sobre Lillian, o empezaba a tartamudear, o incluso se tropezaba en medio de la oficina. Las posibles formas de arruinar la reunión eran muchas, y esos pensamientos no la dejaban en paz hasta que finalmente cayó dormida de agotamiento.

Se levantó cuando su celular sonó por segunda vez. Sus ojos ardían al mirar la brillante pantalla del teléfono: era su padre, así que contestó e intentó sonar lo más normal posible, tratando de que no se notara que recién se había despertado.

-Buenos días, papá. Dime, ¿qué se te ofrece?

-Kara, son las 11 de la mañana. No puedo creer que recién te estés levantando -¿Cómo lo había notado? No lo sabía, pero Kara juraba que su voz seria era muy convincente.

-Me levanté hace rato, solo que no te contesté rápido porque estaba cocinando.

-No me engañas, Kara. Conozco cuando finges tu voz. En fin, quería confirmar que hoy sí te vas a presentar ante Lillian.

-Te dije ayer que sí iba a ir, ¿por qué cambiaría de opinión?

-Porque no me sorprendería que prefirieras seguir llevando cafés y agendando citas con tal de llevarme la contraria -tenía toda la razón, pero esta vez era distinto. Kara lo había analizado durante la madrugada y había llegado a la conclusión de que, aunque su padre era una pequeña palanca para entrar en CatCo, todo dependía de ella y de la propuesta de Lillian.

-Mis metas están por encima de ti, padre.

-Bien, no me defraudes de nuevo, Kara. Esta vez tengo fe en que vas a tomar una buena decisión en tu vida -esas palabras le dolieron como si le hubieran echado limón en una herida abierta. Sabía que había dejado de ser el orgullo de su padre desde que desobedeció su deseo de que estudiara administración. O tal vez desde la muerte de su madre, cuando él dejó de prestarle atención, y la pequeña Kara hacía todo lo posible por llamar su atención.

-Haré lo mejor que pueda. Adiós, Jeremías -colgó el teléfono y se dejó caer sobre la cama, mirando al techo como si pudiera encontrar ahí la respuesta a qué haría con su vida si las cosas no salían como había planeado. Tal vez terminaría cediendo y estudiando administración para hacerse cargo de la empresa de su padre. No sería feliz, pero al menos él lo estaría.

El reloj marcaba la una de la tarde. En dos horas estaría frente a Lillian. Había escrito en una tarjeta una pequeña presentación por si los nervios le jugaban una mala pasada y se olvidaba de qué decir. Se paseaba de un lado a otro con la tarjeta en la mano, repitiendo: *"Buenas tardes, soy Kara Danvers. Me titulé en periodismo y mi padre me dijo que tenía una propuesta para mí..."*

Sus pasos fueron interrumpidos y sus hombros sacudidos por su compañera de cuarto.

-Basta, Kara. Tienes que tranquilizarte. Ni siquiera yo voy a esa reunión y me haces sentir nerviosa -dijo Alex en tono serio.

-No puedo evitarlo, siempre soñé con tener la oportunidad de entrar en CatCo y podría cumplirse si hago las cosas bien con la señora Lillian.

-Sí, pero caminar como demente por la sala no te va a ayudar. ¡Joder, eres la chica más inteligente que conozco! Sé que lo vas a hacer bien, confío en ti. Ahora tú confía en ti misma.

-Gracias, Alex. ¿Qué haría yo sin ti? -dijo Kara, abrazando a su amiga pelirroja.

El edificio de L-Corp era enorme y estaba en una de las zonas más transitadas de National City. Cuando se obligó a seguir adelante, se topó con un guardia en la entrada.

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