5.

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Con ella entre mis brazos, aferrándose a mi cadera, entendí que este era mi renacer. Este es el inicio de mi nueva vida, buscando dejar atrás toda esa historia con las "muchas" mujeres con las que he estado. Voy a cuidarla, protegerla y, sobre todo, defenderla de lo que se aproxima, ya que probablemente se convertirá en un blanco debido a mi reputación. Todos los rumores que corren por los pasillos de la universidad, esos que estoy segura ya han llegado a sus oídos, son la razón por la cual sus preguntas de la noche anterior fueron tan precisas.

No estoy segura de la hora, pero el sonido de la puerta me hace salir de mis pensamientos. Su madre, Jane, ha llegado de su turno en el hospital. En ese instante, quería que la tierra me tragara. No era así como pretendía conocer a mi futura suegra. Me deshice suavemente del abrazo de Jennie, aunque no quería soltarme, y me dispuse a enfrentar la situación. No quería prolongar este incómodo momento más de lo necesario.

Jane me hizo una seña para que la siguiera a la cocina, y obedecí sin dudarlo.

—¿Quién eres? —preguntó con curiosidad mientras sus ojos me examinaban detenidamente, buscando cualquier signo de mentira.

—Soy Lisa, compañera de Jennie en la universidad —respondí con voz tranquila, aunque sentía que me sudaban las manos.

—¿Y qué haces en mi casa? Y lo más importante... ¿por qué estabas durmiendo con mi hija? —resaltó las últimas palabras con un tono que me puso los nervios de punta. Justo cuando creía que las cosas empeorarían, Jennie apareció en la puerta de la cocina.

—¿Todo bien, mamá? —preguntó Jennie, intentando calmar la situación. Me lanzó una mirada que pedía disculpas por la incomodidad.

—¿Me puedes explicar qué hacía durmiendo contigo? —Jane, claramente alterada, no iba a ceder sin respuestas.

—Mamá, por favor, cálmate. Vamos a la sala y platiquemos tranquilamente, ¿sí? —sugirió Jennie, con un tono que denotaba preocupación, tratando de mediar.

—Voy a darme una ducha y a cambiarme. Cuando regrese, quiero respuestas claras, ¿ok? —declaró Jane, sin ocultar su molestia.

Cuando su madre salió de la cocina, Jennie se acercó a mí, buscando de nuevo refugio en mis brazos. Sentí su cuerpo temblar ligeramente mientras escondía su rostro en mi cuello. Estaba más nerviosa que yo, y me sentí con la responsabilidad de calmarla.

—Tranquila, estaremos juntas en esto. Todo saldrá bien, ¿sí? —murmuré, intentando transmitirle seguridad, pero también para darme valor a mí misma. Necesitaba mantenerme fuerte por las dos.

Nos sentamos en la sala a esperar. Mi mente estaba inundada de pensamientos: ¿cómo reaccionaría Jane al enterarse de que estoy enamorada de su hija? ¿Y si lo considera inapropiado? El miedo a no ser aceptada me invadía.

—Bien, ya pueden explicarme qué está pasando aquí —dijo Jane al regresar, sentándose frente a nosotras. No había notado su entrada, perdida en mis propios pensamientos.

—Mamá, ella es Lisa, lo que ya sabes. Nos conocimos en la universidad, y... es mi novia —Jennie soltó la bomba sin vacilar. Me quedé completamente sorprendida por su declaración, y la expresión de Jane fue un reflejo de la mía.

—¿Cómo que novias? Jennie, quiero que me expliques esto bien —exigió Jane, claramente confundida.

—Tal como lo oyes, mamá. No hay mucho más que decir. Simplemente nos conectamos desde el primer instante, y ahora estamos juntas —respondió Jennie, entrelazando nuestros dedos. El simple gesto de tener su mano en la mía me hizo sentir una mezcla de nerviosismo y consuelo.

Era mi turno de hablar, debía aprovechar este momento para aclarar mis intenciones.

—Señora Jane, sé que esto puede parecerle repentino, pero realmente me gusta su hija. Solo le pido que nos apoye en nuestra relación. Usted es una parte fundamental en su vida, y nos dolería mucho no contar con su respaldo —dije con toda la sinceridad que podía transmitir. Sabía que era crucial ganarme su confianza.

Mi hermoso destino (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora