6.

1.2K 121 3
                                        


La semana comenzó un poco mal. Después de regresar sana y salva a Jennie a su casa. Fui por una copas con mi mejor amigo Jungkook, estuvimos hablando de Jennie , de la novia de Jung, de la escuela, hasta que llegó Kai, el hermano de Kaia

Kaia y yo nos conocimos en las afueras de un café, ingresamos a la cafetería pedimos de comer, salimos a caminar llegamos a un parque y ella dijo que le gustaba, que llevaba observandome un par de meses pero no se atrevía a acercarse para hablar. Hasta ese día que se animo. Nos vimos un par de semanas teníamos química, hasta que estando solas, ella comenzó a besarme subiendo la intensidad, no sabía de mi pequeñísimo secreto hasta que lo sintió, dijo que sería un placer hacerlo conmigo y con la sangre en otro lado de mi cuerpo no pensé con la cabeza. Yo no sabía que ella era virgen y mucho menos sabía que era menor de edad. Cuando terminamos y note la sangre en la sabana, mi cara fue de total sorpresa. Y finalmente me contó que tenía 17 años, inmediatamente me arrepentí de lo que acababa de suceder, esto podría traerme graves consecuencias, dijo que no me preocupará que todo estaría bien que en un mes cumplía 18 y no habría problemas. Le creí y nos seguimos viendo por 2 meses más hasta que simplemente me aburrí de ella, hable con ella lo que menos quería era lastimar sus sentimientos, pero al parecer no se lo tomó muy bien. Después de eso, comenzó a acosarme, tuve que cambiar de número y hasta los lugares que llegué a frecuentar con ella.

Días después me enteré que yo me converti en una obsesión para ella y al no tenerme, entró en una depresión sin fondo. Fue internada en una clínica y posteriormente en su habitación de esta, se suicidó, colgándose con sus sábanas. Con ese suceso fue que tomé la decisión de dejar de tener aventuras de una noche que podían provocar cosas realmente graves.

Y aquí estamos, frente a frente: Kai y dos de sus amigos. No era algo que hubiese planeado. Lo último que quería eran problemas, pero el ambiente estaba tan tenso que el aire se sentía pesado, como si cada segundo nos acercara más al desastre. Traté de tranquilizarlo, de hacerle ver que no tenía sentido seguir por ese camino, pero él no escuchaba razones. Kai, siempre impulsivo, no estaba en disposición de hablar. Antes de que pudiera hacer algo más, lanzó el primer golpe.

Sentí su puño impactar contra mi mandíbula, un golpe rápido y furioso. Jung, que estaba conmigo, intentó defenderme, pero los dos amigos de Kai lo atacaron sin dudar. La situación se salió de control en cuestión de segundos. Intenté mantenerme en pie, concentrado en mi pelea con Kai, pero los golpes llovían de todas partes. Lo tenía medio neutralizado, estaba a punto de ganar algo de ventaja, cuando de repente sentí una patada brutal en las costillas. El dolor fue inmediato, como si me hubieran roto por dentro. Me doblé en un intento de recuperar el aliento, viendo de reojo cómo Jung seguía forcejeando con uno de los amigos de Kai.

El otro amigo de Kai, aprovechando mi debilidad momentánea, me agarró por los brazos, inmovilizándome. Me tenía sujeto como si fuera un costal de boxeo, y Kai no tardó en aprovechar la oportunidad para desatar su furia. Golpes constantes llegaban a mi abdomen y rostro, uno tras otro, mientras yo trataba desesperadamente de liberarme. Cada golpe se sentía más pesado que el anterior, y el dolor en mis costillas se intensificaba con cada segundo.

Jung, que había logrado dejar tirado al amigo con el que peleaba, corrió en mi ayuda. Con un golpe certero, dejó fuera de combate al tipo que me sostenía, liberándome finalmente. Respiré con dificultad, el dolor en el costado me hacía casi imposible mantenerme en pie, pero no podía permitirme caer. Mi mirada se centró de nuevo en Kai, y con la última energía que me quedaba, me lancé sobre él. Lo derribé al suelo y lo golpeé con todas mis fuerzas. Podía sentir la adrenalina empujándome, ignorando el dolor. Kai intentó defenderse, pero lo tenía acorralado. Al final, quedó peor que yo: sangrando del labio, la nariz rota, y con un ojo que seguramente se le pondría morado para el día siguiente.

Mi hermoso destino (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora