17.

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Navidad había llegado, y aunque no solía emocionarme tanto por estas fechas, este año era diferente. Por primera vez la pasaría con Jennie, mi primera novia oficial, y con su madre, Jane. El plan no solo era celebrar juntas, sino también hacerle una propuesta importante: que Jennie se quedara en la ciudad, viviendo conmigo. Era un tema delicado, especialmente por la relación protectora que Jane tenía con su hija, así que me sentía nerviosa y ansiosa, pero sabía que debía intentarlo.

Llegué a su casa exactamente a las ocho de la noche, tal como Jennie me había pedido. Durante los días previos, aunque no nos habíamos visto mucho, habíamos estado en contacto por mensajes, y en más de una ocasión le mencioné que tenía algo importante que proponerle a ella y a su madre. No quise adelantar detalles, quería que fuera una sorpresa, pero eso solo aumentaba mi nerviosismo. Mi corazón latía con fuerza mientras tocaba el timbre.

Jennie fue quien me abrió la puerta, y al instante quedé maravillada por lo hermosa que se veía. Llevaba un elegante vestido rojo que le llegaba a las rodillas, con un escote que dejaba al descubierto sus delicados hombros. Su cabello caía suelto, en suaves ondas que enmarcaban su rostro, y el maquillaje que usaba era apenas perceptible, resaltando su belleza natural. La miré boquiabierta por unos segundos antes de que ella, con una sonrisa traviesa, me sacara del trance.

—No me mires así, Lisa —dijo entre risas, mientras me tomaba de la mano y me hacía entrar—. Tú también te ves increíble.

Yo llevaba un traje azul oscuro, con un chaleco a juego y una camisa negra que me hacía sentir elegante, pero cómoda. Había escogido este conjunto cuidadosamente, queriendo estar a la altura de la ocasión, y la sonrisa de aprobación en el rostro de Jennie me indicó que había tomado la decisión correcta. Nos abrazamos con cariño, y el suave perfume de su cabello me tranquilizó por un momento, disipando un poco la ansiedad que llevaba acumulada.

Al entrar al salón, me encontré con Jane, que también lucía deslumbrante con un conjunto blanco que resaltaba su presencia. La elegancia parecía ser un rasgo de familia, porque tanto Jennie como su madre tenían esa aura de belleza natural y gracia. Nos saludamos cortésmente, y aunque sabía que la cena iba a ser tranquila y agradable, no podía evitar sentirme inquieta por la propuesta que tenía en mente.

La cena transcurrió sin incidentes, entre conversaciones sobre el trabajo de Jane, nuestras clases en la universidad, y algunas anécdotas ligeras sobre nuestra relación. A pesar de lo ameno que resultaba todo, yo no podía dejar de pensar en lo que venía después. Mi propuesta. Mi mente repasaba una y otra vez cómo decirlo, cómo abordar la situación sin causar incomodidades. Sentía como si caminara sobre una cuerda floja, intentando mantener el equilibrio mientras los nervios se apoderaban de mí.

Cuando terminamos de comer, Jane sugirió que pasáramos a la sala para intercambiar regalos. Este sería el momento adecuado, pensé. Mi mente seguía corriendo a mil por hora, pero decidí concentrarme en los presentes. Primero entregué el mío a Jane: un collar con un dije en forma de corazón y un pequeño estetoscopio, con su nombre grabado en la parte posterior. También le di un estetoscopio real, de un elegante color negro, con sus iniciales grabadas en la parte metálica.

—Espero que te guste, Jane —dije mientras ella abría la caja. La expresión en su rostro cuando vio el contenido me confirmó que había acertado.

—Es precioso, Lisa, muchas gracias —respondió emocionada, antes de levantarse para darme un fuerte abrazo. Se sentía bien recibir su aprobación, aunque aún tenía un gran reto por delante.

Luego fue el turno de Jennie. Le había comprado un regalo que me había encantado desde el momento en que lo vi: una flor dentro de un cristal, con un pequeño compartimiento en la base que contenía un collar en forma de corazón, con una rosa en el centro. Jennie se veía un poco confundida al principio, ya que había envuelto el regalo en una caja cubierta de papel periódico, pero cuando rompió el envoltorio y vio lo que había dentro, su expresión cambió por completo.

Mi hermoso destino (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora