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Yoongi bajaba las escaleras de la casa de Jimin con pasos lentos, cada uno más pesado que el anterior, como si con cada escalón se cargara un poco más de duda. Mientras descendía, se preguntaba si realmente debía estar ahí. Las dudas lo asaltaban con fuerza, como lo habían hecho tantas veces antes. Recordaba el momento en que él mismo había levantado la mano de Jimin, incitándolo al golpe que desató todo lo que estaba pasando ahora. Había sido un acto impulsivo, fruto de su estúpido corazón, y ahora no sabía si podría lidiar con las consecuencias. ¿Realmente estaba bien volver a estar solo con Jimin?

—No me iba a hacer joven esperándote —soltó Jimin con un tono divertido, rompiendo el silencio pesado de la casa. Lo esperaba al pie de la escalera con una sonrisa que iluminaba su rostro, una sonrisa que Yoongi, aunque quisiera, no podía devolver de la misma manera—. Te queda lindo —añadió con ternura, mientras lo miraba de arriba abajo, admirando cómo el pijama que le había regalado se ajustaba a su figura.

Yoongi sintió un calor extraño en el pecho, algo entre gratitud y nostalgia, pero se apresuró a enterrar ese sentimiento bajo la máscara de siempre. Bajó la cabeza, evitando la mirada de Jimin, y murmuró:

—Gracias, no te hubieras molestado.

Su voz fue casi un susurro tímido, apenas audible, mientras terminaba de bajar las escaleras. Cuando llegó frente a Jimin, los separaba solo un paso, pero para Yoongi se sentía como un abismo. Había demasiada historia entre ellos, demasiados momentos que no podía olvidar ni perdonar tan fácilmente.

La relación entre Yoongi y Jimin nunca había sido normal. Desde el principio, hubo algo entre ellos que, aunque extraño, resultaba magnético. Todo comenzó el día que Yoongi entró en la boutique de Jimin, buscando desesperadamente un traje especial para su hermano. Se avecinaba una entrega de premios deportivos, y Yoongi no iba a escatimar en gastos; su hermano menor se merecía lo mejor, aunque ello significara vaciar sus ahorros.

Fue entonces cuando lo vio. Jimin estaba en medio de la tienda, regañando a unos empleados por no haber cumplido con un pedido importante. Aunque la escena era tensa, Yoongi no pudo evitar quedar impresionado por el porte del hombre frente a él. Jimin era un espectáculo; desde su cabello bien peinado hasta sus zapatos impecables, todo en él emanaba perfección. Y, cuando sus miradas se cruzaron por primera vez, Yoongi juró que algo en él se rompió. Nunca había visto a alguien tan hermoso, tan vivaz.

Lo que no esperaba era que Jimin, con una sonrisa traviesa, cruzara la boutique directamente hacia él, como si lo hubiera estado esperando toda la vida. Lo llamó "bombón" desde su primer encuentro, un apodo que a Yoongi le pareció tan atrevido como extraño. Y antes de que se diera cuenta, Jimin ya le estaba ofreciendo los mejores trajes de la tienda, proponiéndole un descuento si aceptaba salir con él a tomar un café.

Ese día, irradiado por el encanto desbordante del menor, Yoongi aceptó. La cita fue increíble. Rieron, compartieron anécdotas, y Yoongi, quien siempre había sido reservado, se encontró sorprendido por lo cómodo que se sentía con Jimin. Todo parecía ir sobre ruedas, mientras más citas tenían, más enamorado se sentia, y por un breve momento, creyó que algo genuino estaba floreciendo entre ellos. Pero todo cambió una noche.

Yoongi, decidido a ser él quien invitará a Jimin a una cita formal, fue a buscarlo a la boutique. Quería ser él quien diera el siguiente paso, romper esa barrera con un gesto sincero. Sin embargo, al llegar, lo vio. Jimin estaba coqueteando con otro hombre, de la misma manera en que lo había hecho con él aquel primer día. Y entonces, ocurrió lo que Yoongi jamás pensó presenciar: el desconocido, un hombre que claramente pertenecía a la misma clase social acomodada de Jimin, lo besó en los labios.

Yoongi se quedó congelado, su mundo desmoronándose en un segundo. Sintió una punzada de decepción y rabia en el pecho, como si lo hubieran traicionado de la peor manera posible. En ese momento, se dio cuenta de lo tonto que había sido al pensar que alguien como Jimin, con su vida perfecta y su mundo glamoroso, podría fijarse en alguien como él, alguien que no encajaba.

Rounds of Love | JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora