Enigma Entre Los Lazos Prohibidos..(Peter Pan O Jack Frost)

14. El Corazón del Lobo

Cuando se pierde un amor uno muere por un tiempo y en ese tiempo no hay luz, todo lo contrario es un tiempo de silencio cuando se pierde un amor uno de esos de los buenos. Y uno mira sin mirar, también habla sin aliento, se hacen eternos los días porque el dolor siempre es lento, las noches tienen mil horas, mil horas con mil recuerdos pues siempre se ha perdido un amor, un amor que era tan nuestro y duele cada momento. La ausencia es una tortura y el verdugo es el misterio que te pierde en laberintos del futuro incierto porque el amor ya no está, porque el amor ya se ha muerto.

Pan se mantenía tan cerca de mí, podía sentir su respiración que chocaba con la mía y esa sensación que me generaba estar cerca de él era algo que no podía explicar, me hacía temblar de miedo y de la sensación de revoloteos de mariposas en el estómago. Quería negarme a la idea de poder estar enamorándome de él pero... No puedes engañar al amor cuando arde de un modo tan violento y se funde con los latidos de un corazón que no es el tuyo...

-Mírame, mírame a los ojos- repitió.

Lo miré con una mueca y enfadada a la vez. El bajo la voz a uno más suave.

-Mírame, mírame a los ojos- repitió.

Lo miré con una mueca y enfadada a la vez. El bajo la voz a uno más suave.

- Jamás estaría con con villano- respondió.

Pan sonrió son suficiente.

-Mentirosa- dijo pan mientras se sentaba a orillas de la cama y se quitaba los zapatos.

-Sigues haciéndote ilusiones, sigues creyendo que en cualquier momento llegará tu príncipe azul y vivirán felices por siempre. ¿Porque no aceptas que deseas estar con el lobo, con el villano?

Yaret se estremeció ante las palabras de Pan, su voz llena de burla y confianza. Su mente luchaba por encontrar una respuesta adecuada, pero no pudo evitar sentir un escalofrío ante la proximidad de él.

- No... no es cierto - respondió, su voz apenas un murmullo. - Yo... jamás estaría con alguien como tú.

Pan se rio suavemente ante la respuesta de Yaret, y se acercó aún más a ella, su figura imponente contra el trasfondo de la habitación medio oscuras.

- ¿Estás segura? - Preguntó, con voz lenta y pausada, mientras la miraba de arriba abajo. - Porque tus ojos dicen otra cosa.

Yaret sintió cómo la piel se le erizaba ante la proximidad de Pan, y se odiaba a sí misma por la reacción que él le provocaba. Su mente estaba llena de dudas y miedos, pero su corazón seguía traicionándola, palpitando más fuerte a cada palabras de él.

- No... no es verdad - insistió, esta vez con menos convicción que antes.

Pan se rio nuevamente, y se inclinó aún más cerca de Yaret, su rostro a centímetros del de ella. Su mirada era intensa y llena de deseo, y su voz salió aún más baja que antes.

- No te engañes, Caperucita- susurró, su aliento acariciando el oído de ella, enviando un escalofrío por su espina. - Tus ojos... tu cuerpo... tu voz... todo en ti me dice que deseas estar con el lobo.

Pan pasó su mano por la mejilla de Yaret, acariciándola suavemente. Su sonrisa se hizo aún más amplia mientras pronunciaba esas palabras.

- Me gusta verte temblar... me fascina lo que provoco en ti. Eres tan fácil de leer... tan vulnerable a mis palabras y mis toques.

Pan se acercó aún más a Yaret, su cuerpo casi tocando el de ella. Su mano tomó su barbilla y la alzó hacia él, obligándola a mirarlo a los ojos.

- Sigamos jugando, Caperucita. Vamos a ver cuanto tiempo más puedes resistirte... - susurró, con una sonrisa traviesa. - En menos de dos horas estarás besándome...