24. Porque la amo

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ALEX

Alvaro me abre la puerta en boxers, el pelo despeinado y sin camiseta. Obviamente o estaban follando o poco les quedaba para practicar el acto. Respiro hondo por la nariz y suelto aire por la boca. Necesito encontrar una forma de calmarme ante lo que estoy viendo, de lo contrario, le mataría a hostias.

He perdido la cuenta de cuantos mensajes y llamadas le he marcado explicándole que tengo que hablar con Mia . Se esta haciendo el tonto, evidentemente no quiere dejar de pasar tiempo con ella. Lo entiendo, ella es la adicción mas fuerte de todas, la forma en la que se comporta, los tiras y aflojas siempre te hacen querer mas de ella. Es como la droga que nunca te sacia. Tener a una persona cerca que te importa, dándote una de cal y una de arena, engancha.

- Déjame pasar - Ordeno apoyando la palma de mi mano en la puerta - Mia tiene que llamar a su padre.

- Eso ya me lo has dicho varias veces. La aviso y sale okey? - Alega haciéndome entrar en razón, enseñando que no quiere que entre. Sin entender la gravedad de la situación.

Con un par de cojones, que sabía que no le faltaban, se planto en mitad del camino, impidiéndome el paso. Discutimos, por que en ese momento el horno estaba demasiado caliente como para no explotar. Mientras yo le ponía a parir, soltando por mi boca barbaridad tras barbaridad, el estaba tan pancho, sin inmutarse lo mas mínimo ante mis gritos y mi cambio brusco de actitud.

Era increíble, el autocontrol que tenía este hombre a veces. Podía gritarle todo lo que quisiera que el, incluso me hablaba mas calmadamente. Por eso se me hacía tan raro el pensar que fue capaz de meterse en peleas.

Mia apareció por el umbral de la puerta, vestida con la camisa blanca de Alvaro . Nuestras miradas se encontraron, no fue capaz de fijar su mirada. Por lo que rápidamente entendí que estaba ebria. Sentí como mi cuerpo se relajo, la ira se fundió en mis venas para dar paso al nerviosismo. Conociéndola, habría consumido alcohol sin comer nada. Ojalá me equivocara, por que de lo contrario, estaría cerca del coma etílico.

Observe como las pupilas de sus ojos estaban distraídas. Miraba a Alvaro con adoración, mierda si antes solo lo suponía, ahora tenía claro que tenía sentimientos hacia el. Jugaba con ventaja, ya que sabía a ciencia cierta que ella no se lo habría confesado.

- No no, Alex esta bien no tienes que echarlo, puede quedarse - Hablo refiriéndose a Alvaro . Mia pensaba que estaba aquí para sacarle de su vista, como solía hacer con los hombres que ella traía a casa.

Acto seguido, se dejo caer en los brazos de el y apretó su cuerpo contra el suyo. Poso los labios en su cuello y le susurro palabras inaudibles al oido.

- Mia - Esboce interrumpiendo el momento - Tienes que llamar a tu padre, ya sabes como se pone cuando no contestas.

Sonrió con malicia y volvió a seducir a Alvaro . El peso de su cuerpo reposaba en el de el. Mi cabeza iba a mil, tenía que lograr que atendiera a la llamada pendiente, de lo contrario yo, estaría en un problema serio.

Mis intentos por convencerla fueron en vano. Me trato como si yo estuviera igual de bebido que ella, con cada oportunidad que tenía, cambiaba de tema. Incluso trato de cerrar la puerta en mis narices.

Cuando finalmente ella vomito delante de nosotros, mostrando claramente su nivel de alcohol, tuve que dejar de andarme con rodeos y ponerme serio de verdad.

- Yo, lo siento - Expreso Alvaro rompiendo el silencio que nos abordaba mientras que Mia , encerrada en el baño, sacaba sus tripas. - No sabía que la afectaba tanto el alcohol, apenas bebimos lo juro.

El reto de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora