12. Latidos compartidos

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ALVARO

Había pasado de estar abrumado por los finales a estar nervioso ante la presencia de Mia . Llevaba toda la noche conteniendo mis emociones para aparentar estar lo mas sereno posible. Ella era verdaderamente una cajita de sorpresas con una enorme capacidad para adaptarse al entorno en el que se ubicaba.

En el restaurante, iba con el pelo recogido en un moño alto, un vestido elegante negro de trabajo, con medias a juego y unos zapatos con un ligero tacón, lucía impoluta. Viéndola así jamás te podrías imaginar que esa era la misma chica que salía noche si y noche también a emborracharse hasta olvidar su nombre.

En el bar había estado mas tranquila de lo que estaba acostumbrado, a pesar de que hubiéramos consumido. Es decir, estaba cómoda conmigo. Cuando no era así, sacaba su carácter, entonces se enfadaba con mas facilidad. Vamos que tenía que ingeniármelas para no hacerla enfadar, ya que eso nos alejaría el uno del otro.

Mierda, que narices estaba haciendo ? Por que la estaba analizando? Yo no hacía esto. Acabábamos de tener un momento de lo mas subido de tono, por llamarlo de alguna manera y ahora estaba intentando analizar todo lo que había vivido con ella. Que estaba haciendo? Todo esto era culpa del ascensor averiado. Eso fue lo que nos corto el rollo. Habíamos entrado comiéndonos a besos, y no hubiéramos parado si no fuera por que el portero nos interrumpió para informarnos de la desgracia.

Subir las escaleras me hizo recapacitar en lo que estaba viviendo con Mia , induciéndome a reflexionar sobre lo que sentía. Ella iba delante de mí, caballerosamente había sujetado la puerta para que pasara ya que eso me daba las mejores vistas de su culo.

De la nada, Mia paro en seco a la mitad de un escalón y se sentó a descansar. Reaccione al instante, su respiración se apreciaba mas agitada de lo normal.

- Ey, estas bien ? - Pregunte buscando contacto visual.

- Si, si solo que cuando bebo mucho alcohol, a veces, se agita mucho mi corazón y me cuesta mas. - Contestó a la vez que trataba de meter aire en sus pulmones.

Cogí su muñeca para buscar los latidos. Vagamente los notaba.

- No - Exclamo agarrando mi mano y dirigiéndola hacía su cuello - mis latidos solo se sienten aquí.

Advertí que su corazón latía rápido. La preocupación me inundo. Su semblante cambió, me estaba ocultando algo. En ella, vi una mezcla entre nerviosismo y temor. Se me ocurrieron mil preguntas que hacerla. Había tantas cosas de ella que no sabía pero las preguntas tendrían que esperar ya que debía de mantenerme tranquilo y sin distracciones. Sus latidos aumentaron aún mas. Necesitaba una solución ya!

- Escúchame, toma todo el aire que puedas por la nariz y después de tres segundos expúlsalo por la boca. - Mande demostrando exactamente como hacerlo - Hazlo hasta que sientas que tu corazón vuelve a latir como hace siempre.

Mia me miro confundida. Seguía en el mismo estado.

- Confía en mi - Verbalice tomando sus manos en las mías.

Juntos respiramos. Mirándonos a los ojos y agarrados de la mano. Inhalábamos por la nariz y contábamos los segundos antes de soltar por la boca, todo el aire de nuestros pulmones. Conseguimos compenetrarnos de tal forma que acabamos respirando en simbiosis.

Continuábamos agarrados, mirándonos profundamente. En ese momento nada mas a parte de esos ojos miel me importaba en la vida. Fue ahí cuando me di cuenta de que por ella estaría dispuesto a cometer cualquier crimen, si eso garantizaba su seguridad. Sentir el calor de sus manos y saber que estaba confiando en mi para que le ayudara, siendo como era. Es un paso importante, y yo, lo sabía.

El reto de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora