Al entrar en la habitación, un silencio ensordecedor y perturbador llenó el espacio. Mientras movía mi cabeza, mi mirada se encontró con la de Dafne, quien rápidamente apartó los ojos y desvió la mirada. En ese instante, mi corazón comenzó a latir desbocado y parecía que los murmullos de los demás se intensificaban a mi alrededor. A pesar de las distracciones, solo podía enfocarme en Dafne, quien había bajado la cabeza en un gesto evasivo. Antes de que pudiera reunir mis pensamientos, el carraspeo del profesor resonó en el aula, interrumpiendo mi confusión.
—La clase comenzó hace 8 minutos —sisea el profesor mientras consultaba su reloj de mano con una ceja alzada.
—Lo siento... discúlpenos —balbuceé nerviosa.
—Sí claro de seguro estaban ocupados detrás de los baños —voltee a ver a la voz conocida de mi amiga, mi corazón se estruja dentro de mi por sus palabras
El profesor se quitó los lentes y los guardó en el bolsillo de su camiseta antes de soltar una carcajada.
— Profesor William la verdad es que estaba en el gimnasio organizando el partido de fútbol de esta semana
y me la encontré de camino aquí — explicó Jasper milagrosamente.—Claro, claro... siéntense — dice con voz seria finalmente. Mientras nos acomodábamos, tomé asiento un poco más atrás de Dafne con Jasper ubicándose detrás de mí.
Durante toda la clase, mi mente divagaba lejos de la monótona lección de historia que se desarrollaba frente a mí. Mis pensamientos erraban en un espacio distante, ajeno al aula. Fue entonces cuando noté la presencia molesta de Ryan a mi lado, con una sonrisa socarrona dibujada en su rostro mientras escribía algo aparentemente divertido en un papel que luego pasaba sigilosamente a Ruth. No hacía falta ser un genio para intuir sus intenciones lascivas.
Ajena al contenido empecé a observar cómo intercambiaban los mensajes furtivos cada par de minutos. En un momento, Ryan giró su cabeza y nuestros ojos se encontraron. Frunció el ceño y, con gesto obsceno bajo la mesa, me mostró su dedo medio. Decidí apartar la mirada rápidamente hacia otro lado, evitando caer en su juego infantil y ofensivo. Ryan era un auténtico idiota.
El timbre resonó en el aula como una melodía celestial que rompió el sopor de la clase interminable. Casi agradecí en voz alta por aquel sonido liberador que anunciaba el fin de mi suplicio académico. Mientras algunos compañeros y el profesor abandonaban el salón, aproveché la casi desierta atmósfera para acercarme sigilosamente a Dafne, quien se apresuraba a recoger sus libros y abandonar el recinto a paso ligero. Sin titubear, tomé su brazo.
—Oye, ¿Qué haces? —exclamó apartándose bruscamente de mi agarre.
—Necesito, o mejor dicho, necesitamos hablar contigo, Dafne —murmuré casi suplicante, observando cómo Jasper se aproximaba hacia nosotras.
—No tengo nada que hablar contigo. Te pedí que me dejaras en paz —replicó con furia en su voz, continuando su marcha hacia la salida.
—Si prefieres no hablar con ella, está bien. Pero por favor, Dafne, déjame explicarte. Eres mi novia, por Dios. Llevamos dos años juntos —intervino Jasper alcanzándola. Ella frenó en seco y lo enfrentó.
—Éramos, que te quede claro Jasper. Y esos dos años decidiste tirarlos por la borda al acostarte con ella —espetó señalándome. Iba a responder, pero de repente se giró hacia mí y se acercó a mi oído.
—Sería mejor que te alejaras de mí por tu propio bien, Bridget. O te arrepentirás mucho —susurró con tono amenazante antes de esbozar una sonrisa hipócrita y alejarse. Jasper la siguió tras ella, dejándome paralizada por sus palabras cargadas de odio; nunca antes la había escuchado expresarse así.
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Chocando Mundos
RomanceBridget es la alumna ejemplar del prestigioso instituto Luxor, considerada la hija perfecta por sus padres y admirada por sus compañeros. Sin embargo, su vida simple y perfecta se desmorona cuando un rumor falso amenaza con destruir su imagen y la d...