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Las punzadas a los lados de mi cabeza aumentan, como si un tambor resonara en mi cráneo. El sudor recorre mi frente, ardiente y pegajoso, mientras la imagen de Bridget vaciando la lata de cerveza sobre mí se repite en mi mente. Ya tenía la pequeña molestia pero al estar al contacto con la cerveza estando sudado hizo que el dolor se hiciera intenso.
Si uno de los muchachos hubiera sido el responsable, ya lo habría hecho pagar. Pero aquí estoy, atrapado en este juego sin poder hacer nada más que fingir que todo está bien. Tuve que llamar a Evan para que me trajera algo, porque este dolor me esta matando y la estúpida pastilla nada que hace efecto.
Hoy debería estar acostado en la cama, dormido , pero el rugido de la carrera llama a mis entrañas. El dinero no se va a conseguir solo; tengo que salir de aquí.
Me siento en el capó de mi auto, junto a Evan.
—¿Te sientes mejor? —pregunta, rompiendo el silencio.
—No. —Respondo de manera tajante.
—¿Entonces por qué no te vas a casa? —indaga, con un tono que mezcla preocupación y curiosidad.
—Sí, ya vámonos. —Digo mientras me bajo del capó.
—¿Me acompañas al vestuario? —pregunto.
Él asiente con la cabeza y me sigue hacia las dobles puertas. Echo una mirada involuntaria hacia atrás y veo a Bridget riéndose con Lukas. Ya veremos quién se ríe de último. Me giro nuevamente y cruzo las puertas, con Evan pisando mis talones.
Al llegar al casillero, abro la puerta y saco el dinero. Lo muestro a Evan, quien suelta una risa inmediata y sus ojos se abren como platos.
—Hermano, esto es bastante dinero. No sé cuál es tu necesidad de venir a todas las carreras —dice, dejándose caer en la banca mientras toma uno de los fajos que le extiendo.
—No es por dinero, Evan. —Espeto, sentándome a su lado—. Es por distracción y porque correr es algo que para mí es sagrado —explico.
—Okey, hermano. Ahora que viene… ¿lloras? —indaga con sarcasmo. Le doy un empujón amistoso que lo hace reír.
—Eres un idiota. —Suelto con una sonrisa.
—Aprendí del mejor —responde con gracia, encogiéndose de hombros.
—Cállate. Más bien toma. —Digo, quitándole la liga que sostiene los billetes y partiendo el fajo por la mitad.
—No, no. ¿Cómo vas a darme todo ese dinero, Ryan? —dice, negando con la cabeza y mirando el fajo con negación.
—Es tuyo, agárralo. —Digo dejándoselo en su regazo—. Además, eres mi mecánico privado, te tengo que pagar. —Hago una pausa—. Espero que ya no metas más los autos de Lukas y Tom a ninguno.
—Si, eso no volverá a pasar. Bueno, tal vez si me pones una pistola en la cabeza, no tendré opción —responde, soltando una risa que me hace sonreír también.
—Vale, contemos el dinero a ver si está completo. No confío en Tom. —Suelto con desdén. Él asiente y se acomoda mientras comenzamos a contar el dinero.
Dividimos los fajos en partes. Nunca antes lo había hecho de esta manera, pero quiero asegurarme de que todo esté bien para compartirlo con Evan. Espero que esté completo por el bien de Tom; aunque con el dinero que tiene, lo dudo. Pero Lukas... ese cabrón es un ambicioso y siempe está buscando cómo aprovecharse.
Termino de contar todo y noto que este fajo está completo. Solo me queda esperar a que Evan termine de contar ese otro. Me quedo esperándolo, y en eso, un escalofrío recorre mi columna vertebral al oír el quejido de una chica. Me quedo muy quieto y en silencio en mi lugar. ¿Ryan, te estás volviendo loco?, creo que entre la pastilla y el dolor de cabeza me están haciendo volver loco. me acomodo en la banca y paso una mano por mi cabello, tratando de calmarme. Evan parece tan concentrado que no se da cuenta.
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Chocando Mundos
Storie d'amoreBridget es la alumna ejemplar del prestigioso instituto Luxor, considerada la hija perfecta por sus padres y admirada por sus compañeros. Sin embargo, su vida simple y perfecta se desmorona cuando un rumor falso amenaza con destruir su imagen y la d...