CAPÍTULO 1: Me lo merezco

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Las mañanas siempre han sido mi momento favorito del día. Acostumbraba a disfrutar de duchas reconfortantes con agua tibia, de cepillar mis dientes hasta dejar mi aliento fresco, de vestirme con ropa cómoda y de encontrar mi habitación impecablemente ordenada. El desayuno solía esperarme abajo, listo para ser devorado. Sin embargo, esta mañana era diferente.

Desperté con un sabor alcohólico en la boca, mi cuerpo adolorido y un hambre voraz que se mezclaba con náuseas al solo pensar en comida. Al abrir los ojos, me di cuenta de que no estaba en mi habitación. Esta era más sombría pequeña y fria.

Al girar la cabeza, me encontré con la espalda desnuda y musculosa de un hombre a mi lado. Abro mis ojos con sorpresa y tapo mi boca con mis manos para no hacer ruido, pero mis. Había pasado la noche con alguien, pero no tenía idea de quién era el alcohol hizo de las suyas anoche en mi. No recordaba absolutamente nada. Maldije en silencio por no haber escuchado los consejos de mi madre sobre beber siendo menor de edad, mucho menos como lo hice anoche.

Bajo mi mirada con temor pero descubro que mi cuerpo está cubierto por un cubrecama blanco. Reso en silencio para que lo que estoy viviendo en este momento no sea real. No puede ser posible que mi primera vez transcurra de esta manera absurda y con alguien desconocido. Al levantar el cubrecama, descubro que sigo vistiendo el pequeño vestido color champagne que me prestó Dafne.

Cierro los ojos en un intento desesperado por recordar lo sucedido, pero solo puedo evocar la diversión con los chicos en la discoteca. Nada más. Al abrir los ojos, aparto mis pensamientos y me concentro en escapar antes de que mis padres desaten el escándalo del año. Con movimientos lentos, me deslizo hacia el borde de la cama y aparto el cubrecama de mi cuerpo.

Me pongo de pie, sintiendo cómo mis piernas débiles y temblorosas luchan por mantenerse firmes. Busco mis tacones con la mirada y percibo un movimiento en la cama detrás de mí.

—¿Bridget? —una voz familiar suena detrás de mí.

Me giro para enfrentarla y me encuentro con Jasper, su mirada fija en mí con una expresión extraña. Trago saliva con dificultad y siento que mi respiración comienza a descontrolarse. No puede estar pasándome esto con él, no, no. Me levanto bruscamente de la cama, paso ambas manos por mi cabeza y camino de un lado a otro en un frenesí desesperado.

—¿Qué te sucede?—me pregunta.

—¿Qué me sucede? —contesto alarmada, me acerco a él y lo empujo, cae de espaldas en la cama y arquea una ceja— ¡¿Cómo pudiste hacerle esto a Dafne, Jasper?!—grito mientras paso mis manos temblorosas y frías por mi rostro.

—¿Hacerle qué, Bridget? —interroga con voz confundida.

—¿Cómo qué hacerle qué? Eres un descarado. Mira lo que hemos hecho. Ella es tu novia y mi mejor amiga. —digo bajando la voz, sintiendo que el aire se me escapa.

—Hey, esto no es lo que estás pensando. —dice soltando una risa nerviosa.

—¿Q... qué? —balbuceo.

En ese momento, la puerta de la habitación se abre de golpe y Dafne entra y Tom detrás ambos con miradas sorprendidas y de decepción al vernos a ambos en esta situación y posición. Ella mira a Jasper con los ojos abiertos, niega con la cabeza y una lágrima recorre su mejilla. Luego me mira a mí y en ese instante siento cómo mi corazón se rompe al ver en sus ojos la furia y decepción que me dedica.

—Pensé que era otra persona, pero eres tú, Bridget. —murmura después de un rato.

—Amigo, ¿qué has hecho? —dice Tom desde atrás.

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