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cinco días antes de la boda.


— Bien, ¿qué quieres hacer el día de hoy?

Ambos estaban recostados en el césped del jardín, rodeados por diferentes flores mientras observaban el cielo despejado que estaba pintado de un perfecto celeste.

Fourth lo pensó por un momento, sin despegar su vista del firmamento, ¿Qué harían en la "cita" de ese día? Comenzaba a quedarse sin ideas sobre las cosas que podía compartir junto a Gemini.

Giró su cabeza hacia el contrario antes de hablar. — ¿Tienes un lugar especial?

El castaño, al notar que la menor lo observaba, también giró su cabeza. — ¿Un lugar especial?

— Sí... ya sabes... donde vas cuando las cosas no salen como esperabas o quieres alejarte de las personas.

Nuevamente, dirigió su vista hacia el cielo. — Me gusta ir a la cima de la torre cuando nada sale bien o cuando quiero pensar. — Señaló el lugar mencionado y, a los pocos segundos, bajó su mano.

Se sentó donde antes estaba recostado, observando hacia donde el mayor había apuntado. — Deberíamos ir.

— ¿Por qué? — También se sentó en su lugar. — ¿Algo no salió como esperabas?

Negó con su cabeza, soltando una pequeña risa. — De hecho, todo está saliendo de maravilla... solo creo que puede ser algo divertido.

Entonces, — se levantó del suelo, extendiendo su mano para ayudar a la princesa a hacer lo mismo. — Vayamos.

Aceptó su ayuda y, al estar de pie, sacudió un poco la falda de su vestido para que estuviera libre de cualquier rastro de polvo. — Guíame, príncipe Norawit.

Rodó los ojos a la vez que sonreía. Entrelazó sus manos y comenzó a caminar hacia el castillo. — Como ordene, princesa Nattawat.

Nunca antes había estado en lo alto del castillo junto a alguien, ahora estaba llevando a una chica que había conocido hace apenas algunos días. Eerin tomaba su confianza de manera apresurada y, siendo sincero, no le disgustaba.

Caminó hacia las escaleras junto a la chica de cabellos dorados, comenzando a subir las mismas para poder llegar a lo más alto; si se quedaban el tiempo suficiente podrían ver el atardecer, era una de sus actividades favoritas y, por primera vez, no estaría solo.

Debía de admitir que pasar tiempo con la menor no hacía más que aumentar su curiosidad hacia ella, ¿comenzaba a gustarle? Estaba dispuesto a intentarlo para descubrirlo, quizá se sorprendía a sí mismo.

No tardaron demasiado en estar sobre la torre favorita del príncipe, y Fourth estaba más que fascinado. La vista era algo increíble, tan perfecta... tanto que las palabras existentes no podrían describirlo.

— Mira, desde aquí se ve el pueblo. — Se acercó un poco más al borde, observando a la distancia.

Al escuchar al mayor, se acercó a él, dejando sus manos sobre el borde. Observó de reojo a Gemini, quien aún miraba al frente. Sonrió levemente; notó que no era el lugar, sino la persona que tenía a un lado.

Devolvió su vista al frente, notando lo pequeñas que se veían las casas desde donde estaban.

— ¿Alguna vez fuiste al pueblo?

— Iba a visitar a Pond y a Force, mis amigos... pero no he podido verlos últimamente. — Hizo una mueca.

— ¿Por qué? — Volteó hacia él.

— Bueno... — bajó un poco su mirada. — A mis padres no les agrada que salga con chicos...

— Eso es malo. — Hizo un pequeño puchero. — ¿Crees que podremos ir mañana a visitarlos?

— ¿Qué? — Volteó a ella.

— Oh, bueno, ¿es demasiado malo sugerir que vayamos al pueblo sin decirle a tus padres? — Soltó una risa tímida. — Puedes ir solo si eso quieres, yo distraigo a los reyes...

— Ellos te amarán.

Le dedicó una pequeña sonrisa y devolvió su vista al pueblo.

La tarde se les escapó de las manos al hablar de lo que harían a la mañana siguiente; saldrían del castillo cuando los reyes estuvieran desayunando con la ayuda de Phuwin, que lograrían obtener de alguna forma u otra. Gemini estaba seguro de que su amigo lo ayudaría aunque costara que aceptara.

El menor recargó su espalda contra una de las paredes, comenzando a deslizarse hasta quedar sentado en el suelo, siendo imitado por el mayor. Dirigió su vista al cielo que comenzaba a teñirse de anaranjado, soltando un leve suspiro.

— Es la primera vez que veo el atardecer con alguien.

— Eso es dulce, soy tan afortun-... — hizo una pequeña pausa, quería sincerarse completamente con él, al fin se sentía listo, aunque eso no le hacía perder el miedo ante la reacción contraria.

Volteó a ella. — ¿Eres...? — Cuestionó ante el pequeño silencio.

Entrelazó sus propios dedos, jugando nervioso con los mismos. Tomó un poco de aire y alzó su mirada para voltear a verlo. — Gemini... soy un príncipe.

Princesa nattawat | Geminifourth Donde viven las historias. Descúbrelo ahora