13 • |Perezosos|

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El suave resplandor de la mañana comenzaba a filtrarse por las cortinas, envolviendo la habitación en una luz cálida y tenue. Sentí el peso de Dooshik descansando sobre mi pecho, su respiración tranquila indicaba que todavía estaba dormido. Acaricié su cabello con delicadeza, sin querer despertarlo, disfrutando de la tranquilidad de ese momento.

Parecía que todo se detenía, aquí, en esta habitación. Estábamos en nuestro propio refugio. Pero en el fondo, sabía que la realidad llamaría a la puerta en cualquier momento. Decidí no pensar en ello, al menos no por ahora.

Dooshik comenzó a moverse lentamente, como si sintiera mi caricia. Se acurrucó pegándose más a mi y sus ojos se abrieron con suavidad. Al verme, una sonrisa se dibujó en sus labios.

—Buenos días —dijo en un murmullo adormilado. Sus suaves palabras llenaron el silencio de la habitación.

—Buenos días —le respondí, inclinándome para darle un beso en la frente —. ¿Dormiste bien?

—Muy bien, gracias a ti. Me encantó despertar así... —comentó mientras su mano jugaba con los pliegues de la sábana —. Deberíamos hacerlo más seguido ¿no crees?

—Si eso es lo que quieres —respondí sonriéndole.

—¿Quieres aprovechar el día? Yo quiero quedarme así. Sintiéndo el calor de tu piel y nuestros cuerpos desnudos tocándose.

—Te volviste todo un romántico —bromeé.

—Yo siempre he sido romántico.

Lo miré fijamente, sonriendo con suavidad y me incliné un poco hacia él, acariciando su mejilla con ternura.

—Respondiendo a tu pregunta, no me importa lo que hagamos, siempre y cuando esté contigo —susurré haciendo un recorrido con mis dedos por la línea de su mandíbula —. Pero..., tampoco suena mal quedarnos así todo el día, perdiéndonos en el calor del otro.

Me acerqué un poco más a su rostro y lo besé.

—Entonces nos quedamos así —añadió en un tono más juguetón —. Podemos jugar a hacer el amor todo el día.

Una fuerte carcajada salió de mi boca.

—Veo que hoy te levantaste con mucha energía.

—¡Pues claro! Tú me llenas de energía —sonrió para seguidamente atacar mi cuello.

—¿Ah, sí? ¿Yo te llené de energía? —respondí entre risas mientras sus labios se posaban en mi cuello, enviando un escalofrío por todo mi cuerpo.

Dooshik continuaba dejando suaves besos. Me hacía sentir una mezcla de calma y emoción, como si cada beso suyo fuera una pequeña chispa que encendía algo dentro de mí.

—Eres tan... —intenté hablar, pero mis palabras se apagaron cuando mordisqueó suavemente mi piel, haciéndome suspirar.

—¿Tan qué? —preguntó con voz baja y divertida, sin detenerse.

—Tan molesto —bromeé intentando ocultar lo mucho que estaba disfrutando de su atención.

—Mentiroso —respondió con seguridad, deteniéndose un momento para mirarme a los ojos —. Sé que te encanta.

No pude evitar sonrojarme un poco ante su comentario. Era cierto, no podía negarlo, pero tampoco quería darle la satisfacción de admitirlo tan fácilmente.

—Tal vez... pero no pienso decírtelo —dije tratando de mantenerme firme, aunque mi sonrisa me delataba.

Dooshik sonrió triunfante y volvió a besarme, esta vez en los labios, esta vez fue más profundo, más intenso, como si quisiera demostrarme cuánto significaban esos momentos para él. Lo atraje más cerca, sintiendo su cuerpo pegado al mío, y en ese instante, todo lo demás dejó de importar.

Un Refugio En Tí •|ᴘᴇᴀʀʟ ʙᴏʏ|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora